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a otro. Si de verdad sientes por mí estima en tu corazón Duryodhana, por favor, mátame
pronto. Si soy aniquilado por ti, estoy seguro de alcanzar los cielos destinados a la buena
gente. No puedo soportar esta agonía en la mente de un amigo. Por favor, usa todo tu
poder y mátame.
Concentraron sus mentes en el duelo y no hablaron más. Satyaki venció a Duryodhana
en el duelo y se alejó de su presencia. Este duelo fue un tremendo esfuerzo emocional
para Satyaki. Había visto al orgulloso Duryodhana, cargado de orgullo y arrogancia y eso
podía soportarlo, pero aquel Duryodhana era nuevo para él. Ver a aquel hombre evocar
entrañables recuerdos del pasado fue para él demasiado doloroso. Satyaki no podía
soportar ver las lágrimas en los ojos del monarca kuru. Aquel momento fue demasiado
sagrado para él aunque no pensaba hablarle a nadie de ello. Satyaki se marchó a otra
parte del campo, no quería arriesgarse a encontrarse de nuevo con Duryodhana.
La lucha se había hecho general de nuevo. El ejército pandava estaba indefenso
en las garras de Drona. Había disparado sus terribles astras contra el ejército y veinte
mil hombres fueron aniquilados en un momento por el brahmastra que había lanzado
contra los soldados. El ejército estaba siendo azotado como por las olas del mar en una
tempestad furiosa. Todo el mundo estaba mirando a Arjuna para que salvara al ejército
de esta conmoción. A nadie le resultaba posible enfrentarse al brillo de la cara del gran
Drona. Los pandavas hablando entre sí se dijeron: « Este Drona no se parece en nada
al que fue nuestro acharya. Este hombre ha cambiado mucho, ya no es Drona, es un
demonio que ha debido entrar en él y le está haciendo comportarse de este modo tan
inhumano. Nadie puede enfrentársele, está llameando como el fuego que posiblemente
arderá en el fin del mundo. » Krishna vio el pánico en el ejército y vio que Drona estaba
realizando una lucha injusta usando los astras divinos sobre hombres que no los conocían.
Dijo:
—Yudhisthira, este hombre no puede ser vencido en la guerra. Si se le permite
continuar así, no tendrás ni a un soldado vivo en tu ejército para cuando caiga la
noche. A menos que hagamos algo drástico, no hay esperanza para nosotros. A menos
que le hagamos rendir sus armas no podremos matarle. Estoy seguro que dejará de
luchar si logramos que deponga las armas por su propio consentimiento. Mi querido
Yudhisthira, Drona ha adoptado hoy medios injustos en su lucha, así que nosotros
también utilizaremos medios injustos para matarle. Si ha de cumplirse el juramento de
Dhrishtadyumna, tendremos que hacer algo para hacerle deponer sus armas. Tengo el
sentimiento de que lo hará si oye que su amado hijo Aswatthama está muerto. Drona
abandonará todo pensamiento de lucha si se entera de que su hijo está muerto. Digámosle
que Aswatthama ha muerto.
A Arjuna no le gustó la idea, aunque otros la aprobaron. Yudhisthira la aprobó con
gran dificultad.