Page 611 - Mahabharata
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7. Drona 591
En su mente, Drona estaba apreciando cada disparo de Arjuna, pero tenía que seguir
luchando. Para consternación de todo el ejército, Drona cogió el gran brahmastra que
causó una gran conmoción en los elementos; la tierra tembló de miedo y el cielo se
oscureció. Drona lanzó el gran Brahmastra hacia Arjuna y se produjo un prodigio:
Arjuna disparó el mismo Brahmastra y los dos astras se destruyeron mutuamente al
colisionar. Drona dejó de luchar con Arjuna y de nuevo puso su atención sobre el ejérci-
to panchala. Dhrishtadyumna y Dussasana lucharon un duelo y Dussasana tuvo que
retroceder derrotado. La lucha se volvió general de nuevo.
Hubo un duelo entre Duryodhana y Satyaki. Fue muy interesante y memorable por
la conversación que hubo entre ellos. Estaban disparando torrentes de flechas el uno
sobre el otro y ambos estaban sonriendo, como era costumbre entre los héroes. Cuando
se encontraban frente a frente, las sonrisas se hacían más pronunciadas, pues tiempo
atrás habían sido amigos. Duryodhana recordó los muchos incidentes que les habían
ocurrido cuando estaban juntos y se sintió enfadado consigo mismo por tener que luchar
con un amigo de su juventud. Le dijo:
—Satyaki, ¡qué cosa más odiosa estoy haciendo! Me odio a mí mismo por mi ira y
por mi orgullo, mi arrogancia y mi amor por el reino. Estas cosas y el hecho de ser un
kshatrya me hacen luchar contigo y a ti conmigo. Hubo un tiempo en que tú me eras más
querido que mi propia vida y lo mismo era yo para ti. Y ahora me he acordado de los
muchos días felices que pasamos juntos, pero nos estamos enfrentando el uno al otro en
el campo de batalla y todos los acontecimientos pasados se han vuelto viejos y marchitos.
Si no hubiera sido por mi avaricia no estaríamos luchando como lo estamos haciendo
ahora. —Duryodhana se secó las lágrimas y continuó luchando.
Satyaki le estaba devolviendo sus flechas y mientras luchaba le sonrió a Duryodhana
y le dijo:
—Mi querido amigo Duryodhana, éste no es el sabha donde solíamos sentarnos y
hablar, ni tampoco es la casa de nuestro guru, donde todos jugábamos juntos cuando
éramos jóvenes y no teníamos responsabilidades.
Duryodhana dijo:
—¡Cuánto tiempo ha pasado! ¿Dónde están esos juegos que jugábamos entonces?
ahora me encuentro con que estamos luchando este duelo a muerte el uno con el otro.
¡Qué cruel es esa cosa que se llama destino! Si no hubiera sido tan avaricioso, esto nunca
hubiera ocurrido, pero siento que el destino es el oponente más poderoso que tengo.
Radheya tiene razón, no hay nada que pueda hacerse si el destino ha decidido nuestro
futuro.
Satyaki dijo:
—Esta es la norma que se aplica a todos los kshatryas: luchar sin tener en cuenta la
amistad. Un guru tiene que ser aniquilado por su discípulo y un amigo tiene que matar