Page 623 - Mahabharata
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7. Drona                                                                                 603


                   Tenían que pensar en la proximidad del hijo de su guru, que estaba avanzando hacia
               el ejército pandava como un mar que había rebasado los límites que le había impuesto la

               naturaleza.

                                                      Capítulo XXXIV
                                                 EL NARAYANASTRA



                    OS pandavas se prepararon para este nuevo peligro. Aswatthama había invocado el
               L gran narayanastra. El cielo se cubrió en un momento de millones de flechas y discos
               brillantes que descendieron sobre el ejército. Todos estaban aterrados. La gente estaba
               siendo arrasada y no había escape a la furia de aquel gran astra. Yudhisthira vio todo lo
               que estaba ocurriendo y les dijo a todos ellos:
                   —Creo que deberíais tratar de protegeros. Dhrishtadyumna, si aprecias tu vida sal
               corriendo de aquí y vuelve a tu país. Satyaki, debes volver a Dwaraka y llévate a todo tu
               ejército contigo. Krishna, tú lo sabes todo, no tengo que decirte lo que deberías hacer en
               esta situación. Por favor, desistid todos de luchar y tratad de salvaros. Yo entraré en el
               fuego y me mataré, así se apaciguará la ira de Arjuna contra mí.

                   »Sí, Arjuna, yo maté al gran acharya, el amado guru de todos nosotros. Yo maté al
               hombre que tú dices que nos tenía el cariño de un padre. Fue este hombre el que hizo
               que seis guerreros mataran a mi querido sobrino Abhimanyu, porque él no tenía el coraje
               de enfrentarse con el valor de aquel muchacho. Tu acharya debió protegerle de los otros,
               pero por el contrario les dijo cómo matarle; éste era el hombre que nos amaba como un
               padre. Este hombre fue el que sentado observaba cómo Draupadi era arrastrada a la
               corte por orden de Duryodhana. Cuando ella le preguntó si era de verdad una esclava
               de los hijos de Dhritarashtra, fue este afectuoso guru nuestro quien se sentó en silencio
               indiferente a sus ruegos. Fue este guru tan cariñoso con nosotros quien le prometió a
               Duryodhana que el juramento de Arjuna no se cumpliría en lo que se refería a Jayadratha.
               Cubrió a Duryodhana con la armadura divina y le hizo enfrentarse contigo para que
               tu juramento no se cumpliera. Fue con el afecto de un padre con el que este hombre
               nos vio caminar por las calles cuando fuimos expulsados de Hastinapura sin pronunciar
               ni una palabra en favor nuestro. Fue porque nos amaba como un padre por lo que le
               aseguró a Duryodhana que lucharía por él y le dió su palabra de que protegería a ese
               hombre contra los pandavas si se declaraba la guerra. Esto fue hace catorce años. Fue
               con el afecto de un padre con el que este hombre luchó la última noche, haciendo que los
               cansados soldados lucharan después de un día de horrible lucha: todo porque no podía
               soportar ver las lágrimas en los ojos de Duryodhana. Jayadratha ha muerto gracias a
               la bondad de Krishna y este guru que es como un padre para ti quiso castigarnos por
               ello emprendiendo esa guerra inhumana por la noche, cuando nadie podía ver nada.
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