Page 624 - Mahabharata
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               Fue porque nos amaba como un padre que nuestro guru arrojó el poderoso brahmastra
               contra nuestro ejército y trató de matar a Dhrishtadyumna, incluso después de que su

               propio padre le pidiera que arrojara las armas. Con su último aliento nuestro guru dijo:
               « Radheya, Duryodhana, cuidaos de los pandavas, yo abandono mis armas. »
                   »Arjuna, dices que nos amaba como un padre. Debe haberte amado a ti. Siempre
               era parcial contigo, pero en cuanto a su cariño de padre, el privilegio de disfrutarlo lo
               tuvo Duryodhana. Krishna me dijo que debía decir esta mentira por el bien del ejérci-
               to. Siempre he odiado mentir, pero dije esta mentira porque Krishna ha sido mi guía,
               consejero y amigo. Puede que tú consideres a Drona como tu guru, pero yo considero
               como mi guru a Krishna y me siento orgulloso de haberle obedecido. Dije una mentira,
               pero me siento orgulloso de haberla dicho. He salvado la vida de mucha gente y me
               siento orgulloso de mi mentira ¿has oído eso? Me siento orgulloso de ello y no me
               importa si voy al infierno por esa mentira, como tú la llamas. Siempre me he esforzado
               por vivir una vida recta y jamás he concebido un pensamiento pecaminoso, siempre he
               tratado de caminar por el camino de la verdad: esta mentira no la considero un pecado.
               Si siento que algo no es pecaminoso, entonces, realmente no lo es. Hoy he hecho una
               gran acción y me siento orgulloso de mí mismo, estoy dispuesto a morir. Nunca he
               amado el reino, pero desafortunadamente nací como un kshatrya. He pensado en todo;
               si estás tan apenado por la muerte de tu acharya y mi muerte te satisface estoy dispuesto
               a morir, nada me complacería más. Pero no esperes que lamente la mentira que dije, no
               lo lamento.

                   Nadie pudo hablar después de esta apasionada intervención de Yudhisthira. Bhima
               estaba sollozando emocionado. Krishna pensó que el momento era crítico y dijo:
                   —Yudhisthira, no hablemos de morir ni de salir corriendo, yo conozco este astra. Si
               todos arrojáis las armas y renunciáis a toda idea de hacerle frente, pasará sobre vuestras
               cabezas sin dañaros. Cuanto más os oponíais, más poderoso se volverá. Aceptad todos
               mi consejo, por favor, arrojad todas vuestras armas y postraos ante el gran narayanastra.

                   Todo el ejército estaba en el suelo, postrado ante el brillo y poder de aquel astra.
                   Todos se tiraron al suelo. Todos, excepto uno: ese era Bhima. Él no quería postrarse
               ante el astra. Dijo:

                   —Yo no me postraré ante un astra que ha arrojado Aswatthama, no soy un cobarde,
               lucharé.
                   Era un espectáculo magnífico. Todo el ejército estaba postrado y este hombre per-
               manecía como un enorme árbol sala, impasible ante la furiosa tempestad y ocurrió algo
               terrible, todas las flechas que se veían en el cielo parecían descender sobre Bhima que
               estaba completamente cubierto por ellas y comenzó a brillar con el poder del terrible
               astra que estaba tratando de destruirle. Su cabeza parecía un horno, era terrible verle,
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