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como yo. Debes conducirnos a todos como Kartikeya condujo a la hueste del ejército
divino. Te pido muy humildemente que te encargues de esta gran tarea.
Radheya estaba muy feliz de oír las palabras del rey. Por fin le había llegado el
momento de pagar la deuda de afecto y gratitud que había contraído con Duryodhana.
Le dijo:
—Nada me complacería más que hacerte este servicio, mi rey. Mañana destruiré a
Arjuna en la guerra y pondré el mundo a tus pies. Estoy ansioso de luchar con todos
ellos, estoy ansioso de matar a Arjuna; estoy seguro que podré matarle.
Duryodhana le nombró comandante. Radheya recibió el baño de la coronación y fue
formalmente nombrado como tercer comandante del ejército kuru.
Duryodhana pensó que el mundo era ya suyo desde que Radheya fue nombrado
comandante de su ejército.
Amaneció el decimosexto día de la gran guerra. Era maravilloso ver a Radheya a
la cabeza del ejército. Tenía un aspecto tan espléndido como el recién nacido Sol que
acababa de salir por el este. Quería ordenar el ejército en forma de makara vyuha. La
boca del makara era Radheya. Los ojos eran Sakuni y su hijo Uluka. En la cabeza
estaba situado Aswatthama. El cuello lo formaban los hijos de Dhritarashtra. Al centro
se podía ver a Duryodhana con su insignia de serpiente. La pata delantera izquierda
estaba formada por Kritavarma y su ejército. La pata trasera derecha estaba a cargo de
Sushena, el hijo de Radheya. La pata trasera izquierda estaba a cargo de Salya. La pata
derecha delantera la formaba Kripa y su ejército. La cola la constituían los hermanos de
Duryodhana.
Viendo la formación de los kurus con Radheya como comandante, Yudhisthira dijo:
—Arjuna, fíjate en ese ejército de los kurus con Radheya en la vanguardia. Me acuerdo
de este mismo ejército hace dieciséis días cuando nuestro abuelo lo había ordenado en
aquel terrible vyuha impenetrable. Y ahora que lo veo nuevamente ordenado en el
makara vyuha, me doy cuenta de cuánto ha disminuido su tamaño. ¡Qué gran calamidad
les ha sobrevenido a estos hombres! Piensa en los muchos héroes que se movían de
un lado para otro el primer día como meteoros cruzando el cielo y fíjate en su ejército
ahora. ¡Qué contraste más triste! Fíjate en Radheya, tiene un aspecto espléndido, parece
la Luna en medio de las estrellas, él es la única persona que debemos temer. Arjuna, si
logras matar a ese hombre, la victoria es nuestra. No hay nadie más que merezca ser
mencionado.
Arjuna comprendió que sus observaciones eran ciertas. Luego miró a su ejérci-
to, que también había sufrido a manos de los dos comandantes Bhishma y Drona y
también a manos de Aswatthama y lo colocó en forma de Luna menguante. El cuerno
izquierdo estaba protegido por Bhima y el cuerno derecho tenía sólo a Dhrishtadyumna