Page 629 - Mahabharata
P. 629
8. Karna 609
para protegerlo y al centro estaba Arjuna. Detrás de él estaban Yudhisthira, Nakula y
Shadeva.
Las ruedas del carro de Arjuna estaban protegidas como de costumbre por Yud-
hamanyu y Uttamaujas.
Los otros héroes estaban situados a lo largo de los dos brazos de la Luna menguante.
Las trompetas y tambores de guerra hicieron sonar su música y los dos ejércitos se
abalanzaron el uno contra el otro. Era como el primer día de la batalla, se adoptó el
mismo procedimiento. Los poco ortodoxos métodos de lucha de Drona contrastaban con
el digno proceder de Radheya.
Les recordó a todos el liderazgo justo y noble de Bhishma. Los kurus pudieron
olvidar las pérdidas de Bhishma y Drona cuando vieron al bravo y hermoso Radheya en
la vanguardia.
Temprano, durante la lucha, Bhima logró matar al orgulloso rey Kshemadhurti.
Radheya avanzó hacia el ejército pandava y comenzó a destruirlo sistemáticamente.
Nakula fue hacia el frente y acosó a Radheya. Bhima y Aswatthama se enfrentaron en un
duelo. Satyaki se enfrentó con Vinda y Anuvinda, los hermanos Kekaya que luchaban por
parte de los kurus (no hay que confundirlos con los hermanos Avanti, que mató Arjuna
en el decimocuarto día de la batalla). El rey luchó con Yudhisthira. Lo que quedaba del
ejército de los samsaptakas retó a Arjuna. Kripa luchó con Dhrishtadyumna y Sikhandi
con Kritavarma. Srutakirti se enfrentó con Salya y Shadeva retó al poderoso Dussasana.
Vinda y Anuvinda fueron aniquilados por Satyaki después de una lucha espectacular.
Los hijos de Draupadi estaban combatiendo bravamente. La lucha continuaba entre
Bhima y Aswatthama. Aswatthama fue vencido por Bhima y fue sacado del campo por
su conductor. Srutakirti fue vencido por Salya y Shadeva venció a Dussasana.
Radheya sostuvo un espectacular duelo con Nakula. Nakula estaba avanzando dentro
del ejército kuru con la velocidad del fuego. Con la intención de detenerle, Radheya
avanzó y se puso en frente de su carro. Nakula estaba complacido con su llegada y dijo:
—Dios es bueno conmigo, he estado deseando enfrentarme contigo desde hace
muchos días. Estamos destruyendo a este ejército kuru por tu culpa, tú eres la raíz de
todo este mal. Si te mato hoy me sacaré una espina que tengo clavada en mi mente; ven
a luchar conmigo.
Radheya sonrió despectivamente, pero le dirigió palabras conformes con su ca-
ballerosidad y su noble nacimiento. Le habló como debe hablarle un gran arquero a otro
arquero. Le dijo:
—Eres un gran guerrero, me alegro de encontrarme contigo en combate: sé un hombre
y demuestra tu valor. Déjame ver si puedes hacer lo que te propones. Lucha lo mejor
que puedas, y yo te prometo que te responderé humillando tu orgullo.