Page 631 - Mahabharata
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8. Karna                                                                                 611



                                                         Capítulo II
                                      EL DECIMOSEXTO DÍA DE LA GUERRA


                    A furia de Radheya era algo terrible. El ejército de los pandavas no pudo detener el
               L poder de las flechas que fluían en una corriente sin fin. Ni una sola flecha era inútil,
               cada una se llevaba una vida. Los pandavas no podían hacer nada para evitarlo. Aún
               así el ejército iba hacia él como una bandada de polillas contra una llama, era algo así.
               Radheya estaba quemando como el Sol, nadie tenía suficiente coraje como para luchar
               con él. La lucha estaba arreciando fieramente, se lucharon varios duelos más. Yuyutsu
               luchó con Uluka y fue vencido. Sakuni luchó con Sutasoma y el duelo que Kripa luchó
               con Dhrishtadyumna valió la pena verse. Kripa quería vengar la muerte de Drona y
               Dhrishtadyumna lo sabía. No pudo soportar las terribles flechas de Kripa, se desvaneció
               y se fue de la presencia de Kripa, pero Kripa le siguió y continuó acosándole a él y al
               ejército pandava. Era como Drona, nadie podía impedirle que destruyera al ejército.
               Sikhandi estaba manteniendo un duelo con Kritavarma y a él tampoco le fue bien. Fue
               herido y también tuvo que alejarse de la presencia de Kritavarma, admitiendo la derrota.

                   Kripa, Kritavarma y Radheya estaban decididos a destruir al ejército.

                   Arjuna, por supuesto, estaba excelente: ante su ataque, el ejército kuru era como una
               gran pila de algodón atrapada en un tornado. Fue acosado por los samsaptakas que
               aún quedaban vivos, la mayoría de ellos murieron y el resto huyeron presas del pánico.
               Duryodhana luchó con Yudhisthira. Fue un duelo muy interesante; Duryodhana era un
               maharathika y su corazón estaba cantando cuando vio que el ejército enemigo estaba
               siendo abrasado por Radheya y Kritavarma. Duryodhana estaba luchando bien, pero
               Yudhisthira le venció con facilidad.
                   Las cuatro primeras flechas mataron a los cuatro caballos del rey, la quinta mató
               al conductor, la sexta derribó su insignia y la séptima cortó su arco. El ejército estaba
               observando esta hazaña sorprendido. La octava flecha arrancó la espada de la mano
               de Duryodhana. Las cinco siguientes fueron suficientes para herirle. Las flechas salían
               una tras otra con tanta rapidez que Duryodhana no tuvo tiempo ni de pensar. Viendo
               su condición, Radheya, Aswatthama y Kripa se apresuraron a ayudarle y también otros
               guerreros pandavas rodearon a Yudhisthira, con lo que la lucha se hizo general.

                   Hacía rato que había pasado el mediodía. Bhima era casi como Arjuna; tan rápida era
               la destrucción que estaba causando que el ejército parecía derretirse a su paso. Duryo-
               dhana luchó de nuevo con Yudhisthira; no le había perdonado por haberle humillado
               aquella mañana. Yudhisthira estaba muy feliz de tener que hacerlo. La lucha duró mucho
               tiempo hasta que finalmente Yudhisthira le lanzó una jabalina y el rey se desvaneció por
               la herida que produjo en su pecho. Kritavarma vino y se lo llevó.
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