Page 636 - Mahabharata
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                   Salya trató de salir de la asamblea. Duryodhana le atajó y se puso delante de él con
               las palmas de sus manos unidas y lágrimas en sus ojos. Le dijo:

                   —Mi señor, no está bien que te enfades conmigo, no he tratado de insultarte ni
               tampoco he tratado de hacer ver que Radheya es mejor que tú. Te conozco bien a ti y
               tu grandeza. En un duelo singular Radheya no podría soportar tu furia, sé que se te
               ha dado el nombre de Salya porque eres como una flecha afilada clavada en el corazón
               de tu enemigo. Estoy tratando de decirte la verdadera razón de mi petición. Sé que
               Radheya es superior a Arjuna, pero debe tener también un conductor que sea superior
               al de Arjuna. En todo este mundo entero tú eres la única persona que supera a Krishna
               en el arte del Aswahridaya, por eso te estoy pidiendo que manejes las riendas de los
               caballos de Radheya como Brahma lo hizo por Sankara cuando mató a los tripuras. De
               hecho, mi señor, tú eres dos veces mejor que Krishna, debes hacer esto por mí y por
               Radheya. Salya oyó las palabras de Duryodhana y dijo:
                   —Duryodhana, hoy has dicho en medio de todos estos héroes que soy superior a
               Krishna, estoy complacido con tu aclaración; seré el conductor de Radheya. Ya que me
               consideras la única persona que puede hacerlo, lo haré. Te prometo en presencia de toda
               esta gente que conduciré el carro de Radheya.
                   Duryodhana se postró a sus pies agradecido y fue hacia su querido Radheya para
               contarle la buena fortuna que les había sobrevenido.

                   Duryodhana volvió hacia Salya y le dijo:
                   —Quiero decirte algo más. El gran Bhargava obtuvo todos los divinos astras que
               tenía el señor Sankara y el Señor le había dicho que no debería darle los astras a ningún
               hombre de baja casta. Bhargava asintió. Tuvo a Radheya como discípulo y le dio todos
               los astras y su propio arco, el vijaya. Bhargava es un gran hombre, mi señor, y tiene el don
               de visión interior. Debía saber que Radheya no es un suta de baja casta, Radheya debe
               haberse merecido estos regalos, si no él no se los hubiera dado. Durante largo tiempo he
               sentido que Radheya no es un sutaputra, debe ser el hijo de una mujer kshatrya de alta
               cuna. Él es el hijo adoptivo de Atiratha. No tengo dudas de que él es el hijo de algún
               dios, tiene que ser un kshatrya. Fue abandonado por sus padres cuando nació, quizá por
               algún escrúpulo. Este héroe que brilla como el Sol, no puede ser un sutaputra. Ningún
               ciervo puede dar a luz un cachorro de leopardo. ¿Te has dado cuenta de sus amplios
               hombros y sus brazos largos y hermosos? ¡No pueden pertenecer a un sutaputra que
               conduce un carro! Sé que es un kshatrya nacido de una mujer de alta cuna y de un dios.
               Los detalles de su nacimiento se desconocen, permaneciendo ocultos tras un manto de
               oscuridad, pero su casta brilla como el Sol a través de la nube más oscura. Algún día se
               resolverá este enigma y yo seré la persona que proclame al mundo que él es un kshatrya.
               Radheya ha nacido para gobernar el mundo, ya lo verás, es muy obvio. Mis suposiciones
               no pueden estar equivocadas, conozco la grandeza de Radheya. Si no, ¿cómo puede ser
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