Page 640 - Mahabharata
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                   Radheya sonrió y dijo:

                   —Que así sea. —Se quedó mirando a Yudhisthira durante largo rato y luego, saliendo
               de aquella especie de trance, le dijo—: Yudhisthira, eres un gran hombre y también eres
               un gran luchador, me siento feliz de saludarte como un héroe saluda a otro. Me siento
               feliz por haberme concedido la oportunidad de encontrarte y pasar algún tiempo contigo;
               quizá no lo creas, pero me siento complacido de estar contigo durante un rato. —Esbozó
               su más dulce sonrisa y comenzó a luchar con Yudhisthira.

                   Fue un gran duelo. Radheya fue herido al principio por las flechas de su hermano; se
               sentó en la plataforma del carro, incapaz de soportar el dolor y se desmayó. Luego se
               levantó y siguió luchando. Satyaki y los demás vinieron a ayudar a Yudhisthira, pero
               Radheya permanecía inalterable, les venció a todos y siguió luchando con Yudhisthira. Y
               nuevamente Radheya repitió su técnica: rompió el arco de Yudhisthira. Con una sonrisa
               quebró la brillante armadura de Yudhisthira, dejándole así sin arco ni armadura y con el
               cuerpo cubierto de sangre. Radheya no podía soportar ver la sangre de su hermano más
               joven, se odiaba a sí mismo por ello, pero tenía que hacerlo. La sonrisa continuaba en sus
               labios. Vio que Yudhisthira le arrojaba una jabalina y riéndose en voz baja la partió en
               dos; cuatro más le fueron lanzadas, rompiéndolas igualmente una tras otra. La insignia
               de Yudhisthira cayó por tierra. Radheya le había reducido al estado de un hombre
               indefenso que podía morir en un instante. Yudhisthira miró con furia desesperada a
               Radheya. Radheya se rió de él y de su penosa situación. Tocó a Yudhisthira con el
               extremo del arco y le dijo:
                   —Yudhisthira, has nacido en una gran familia y eres el mayor de los pandavas. Tú
               eres un kshatrya y yo soy un pobre sutaputra, como tú me llamas. Siendo un kshatrya,
               se supone que eres bueno matando a tus enemigos; pero, mi señor, tu honorable persona

               no encaja en el papel que has adoptado. Por tu temperamento eres un brahmín, no sirves
               para kshatrya. Por favor, no intentes luchar con aquellos que son superiores a ti. No retes
               a nadie a no ser que estés seguro de vencerle. Vuelve a tu casa, mi querido Yudhisthira, o
               ve a donde está luchando tu hermano Arjuna. Nunca podrías matar a Radheya en un
               combate singular.
                   Radheya se alejó de Yudhisthira abandonando su presencia y como para castigarse a
               sí mismo, comenzó a atacar al ejército con renovado vigor. Bhima y los demás trataron
               de defender al ejército de la furia de Radheya, pero no pudieron.

                   Radheya se dirigió hacia otra parte del campo y Bhima le siguió hasta allí. Estaba
               loco de furia contra Radheya por los insultos y el ultraje que le había hecho a Yudhisthira.
               Viendo cómo avanzaba Bhima, Salya dijo:
                   —Radheya, fíjate en Bhima, está enfadado contigo. Su rostro nunca ha estado tan
               enojado, le he visto después de la muerte de Abhimanyu y de la de su hijo Ghatotkacha,
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