Page 645 - Mahabharata
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8. Karna                                                                                 625


               Ahora juntos, Arjuna y él, podían causar estragos en el ejército. También estaban allí
               Nakula y Shadeva, que disfrutaron acompañando a Arjuna durante la lucha. Arjuna iba

               derecho hacia Bhima. Estaba preocupado por él porque la última vez que lo vio había
               sido atrapado por el grueso del ejército. Duryodhana ordenó a Sakuni que fuera a luchar
               con Bhima, pero volvió derrotado. Radheya fue al rescate del ejército y en un momento
               cambió todo el aspecto del frente, nadie podía luchar con Radheya. Aquel día era como
               el fuego de mil antorchas ardiendo al mismo tiempo, parecía alguien divino. Bhima y el
               resto de ellos no pudieron soportar sus flechas cuyas puntas eran fuego líquido.


                                                        Capítulo VII
                                            LA MUERTE DE DUSSASANA


               A    RJUNA le pidió a Krishna que le llevara ante Radheya. Le dijo:
                        —Krishna, Salya está manejando las riendas de sus caballos igual que tú manejas
               las de los míos. Tiene un aspecto espléndido con las riendas en sus manos. Radheya es

               magnífico, tengo que enfrentarme a él, llévame rápido hacia él.
                   —Que así sea —dijo Krishna, y dirigió sus caballos hacia donde estaba Radheya.

                   Salya vio el carro de Arjuna acercándose hacia ellos con total determinación. Era de
               resaltar el hecho de que Salya había dejado de insultar a Radheya, estaba sorprendido
               y sentía una profunda admiración por este gran hombre que había puesto su vida en
               juego y estaba luchando por su rey Duryodhana. Viendo la grandeza de Radheya olvidó
               la promesa que le había hecho a Yudhisthira y el guerrero que había en él admiró a
               Radheya. Le dijo:
                   —Radheya, ha llegado el momento de que cumplas tu juramento de que matarás a
               Arjuna. Está segando al ejército, que parece paja atrapada por una hoz. Viene directo
               hacia ti, Radheya: tú eres la única persona en el mundo que se puede enfrentar a Arjuna.
               No conozco a nadie más que sea tan grande como tú. Tú detendrás a este hombre como
               la tierra detiene la subida del mar. No tiene protectores, tú puedes matar a Arjuna y a
               Krishna, lo sé. Bhishma, Drona, Kripa y Aswatthama son muy inferiores a ti en valor. Me
               siento muy orgulloso de ser el conductor de un héroe tan grande. Nuestro ejército se ha
               desperdigado en las cuatro direcciones al ver a Arjuna. Radheya, tú tienes mucho poder

               en tus brazos y eres un experto en el arte de la lucha. Recuerdo que una vez ganaste esta
               tierra para tu amigo Duryodhana. Ahora puedes hacerlo de nuevo matando a Arjuna.
               Los ojos de Radheya estaban cegados con lágrimas de gratitud por las palabras de Salya.
               Le dijo:
                   —Mi señor, hoy me has hecho la persona más feliz de esta tierra con tus palabras
               de alabanza; me siento muy honrado. Trataré de cumplir tus expectativas. Conozco la
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