Page 647 - Mahabharata
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8. Karna 627
suelo. Bhima miró a todos los que estaban a su alrededor pasando su mirada sobre sus
rostros, tenía un aspecto terrible mientras les miraba a todos. Sus ojos inyectados de ira
tenían el color del cobre al rojo vivo. Nadie hablaba ni respiraba.
Bhima vio que Duryodhana estaba cerca y dijo:
—Sí, debo hacerlo ante vuestros propios ojos. —Les miró a todos: a Kripa, Aswatthama,
Radheya y Duryodhana, y lanzó una cruel carcajada tras lo cual se abalanzó sobre el
desafortunado Dussasana y le atrapó entre sus manos. Le cogió del cuello, como un
león atrapa a un elefante y le dijo—: Dussasana, así que te acuerdas de todo. ¿Entonces,
cómo es que no te acuerdas de algo de lo que te debías haber acordado?: me voy a
beber la sangre de tu corazón, veamos quién puede detenerme y salvarte. —Bhima se
volvió hacia los que estaban a su alrededor y dijo—: Duryodhana, hace dieciocho días
me enviaste un mensaje a través de ese chacal llamado Uluka y dijiste: « Bhima, juraste
que te beberías la sangre de Dussasana, ¡bébetela si puedes! puede que sepas trinchar
carne para comer, pero ¡déjame ver cómo vas a trinchar el corazón de mi hermano! » Este
fue el mensaje que me enviaste y ahora te voy a dar la respuesta. ¡Obsérvame trinchar
el corazón de tu hermano! Contempla cómo me bebo su sangre. Se te dijo que verías
los ojos desesperados de tu hermano y que no podrías hacer nada al respecto. Mira,
Duryodhana, ahora tengo a tu hermano cogido del cuello, contémplale como un gorrión
en las garras de un halcón. Puedes ver sus ojos, os están pidiendo a todos que le salvéis.
¡Venid e intentadlo si podéis!
Era una escena terrible. Nadie podía moverse, todos estaban paralizados. Bhima
arrojó a Dussasana al suelo y le puso el pie sobre el cuello. Le arrancó el brazo derecho y
lo tiró al suelo. Dijo:
—Ahora he cumplido la promesa que hice a Draupadi. Ella quería que esta mano
enjoyada rodara por tierra, la mano que se había atrevido a tocar su pelo.
Bhima desgarró el pecho de Dussasana cortándoselo con un golpe de su afilada
espada. La sangre manaba y Bhima puso sus labios en la herida mientras la sangre
caliente brotaba del cuerpo del moribundo, Dussasana aún no estaba muerto. Era terrible
ver a Bhima bebiendo sangre humana y diciendo:
—Esta es la más sabrosa de todas las bebidas que he probado hasta ahora.
Mientras la sangre salía a borbotones también salió de su cuerpo la vida de Dussasana.
Radheya no podía soportar ver aquella horrible escena, pero no pudo hacer nada
para ayudar a su amigo. Salya vio el dolor de Radheya y le dijo:
—Eres demasiado sensible, Radheya, la guerra implica todas estas cosas. Ahora que
Dussasana ha muerto, el rey te tiene sólo a ti para ayudarle. No pierdas tu coraje viendo
este ultraje. Duryodhana está sumido en el dolor y el destino y la felicidad del rey están