Page 630 - Mahabharata
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                   La lucha comenzó. Ambos estaban dispuestos a destruirse mutuamente. El arco de
               Nakula fue cortado al comienzo de la lucha, pero cogió otro arco y continuó luchando,

               siendo él ahora quien rompía el arco de Radheya. Ambos cogieron nuevos arcos y
               siguieron luchando. La lucha prosiguió durante bastante tiempo; tenía mucha semejanza
               con el duelo que mantuvieron Bhima y Radheya el día en que cayó Jayadratha. Después
               de eso Radheya había luchado con Shadeva y hoy le tocaba el turno a Nakula. Nakula se
               encontró pronto con que había perdido su arco, sus caballos y su conductor. Estando en
               tierra cogió su espada, pero Radheya la quebró haciéndola salir despedida de su mano.
               Esa técnica era típica en Radheya. Luego cortó el escudo de Nakula y también su maza.
               Más tarde cogió la rueda de su carro, pero Radheya también la rompió. Nakula estaba
               completamente indefenso, Radheya se carcajeó en un tono insultante. Nakula le volvió
               la cara y se alejó de la presencia de Radheya. No podía soportar aquella risa sarcástica.
                   Pero Radheya no le dejó irse, fue tras él y le atrapó por detrás con su arco poniéndoselo
               alrededor del cuello cuando se retiraba. Le hizo sentirse muy humillado. Radheya se rió
               cruelmente de él y le dijo:
                   —Así que todo lo que decías era sólo una fanfarronada. Veo que no has podido
               hacer lo que prometías. ¡Déjame oír de nuevo aquellas bravatas con las que me diste la
               bienvenida al comienzo del duelo! Mi querido Nakula, que esto sea una lección para
               ti, no trates de luchar con tus superiores, yo soy muy superior a ti. Te lo repito por tu
               propio bien; lucha con tus iguales. No hay nada malo en ser vencido por un superior, no
               te avergüences de este duelo. Algún día, Nakula, algún día te acordarás de este duelo
               que mantuviste conmigo. Te lo repito de nuevo, no te avergüences por el hecho de que te
               haya vencido, siéntete orgulloso por ello, siéntete orgulloso de que una vez mantuviste
               un duelo con el gran Radheya. Ahora vuelve a casa, hijo mío, ve a casa o vete junto a
               Arjuna y Krishna.

                   Radheya sonrió de nuevo y soltó a Nakula del lazo de su arco, el cual se fue decidido
               a destruir al ejército, jadeando como una serpiente que hubiera sido cruelmente herida.
               Nakula fue hacia Yudhisthira. Nadie vio las lágrimas que relucían en los ojos de Radheya,
               nadie excepto Krishna, que sonrió para sí como diciendo: « Radheya está recordando
               que Nakula es su hermano, no quiere matar a ninguno de los pandavas excepto a Arjuna,
               aunque el pobre Nakula hubiera preferido que le hubiera matado antes que ser humillado.
               Pero todo es parte del juego, él también debe aprender a enfrentarse con esto, al menos
               una vez. »
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