Page 653 - Mahabharata
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8. Karna 633
más. Prefiero morir cien veces que depender de la fuerza de otros. Mataré a Arjuna con
mis fuerzas y no con fuerzas prestadas. Me has hecho un gran mal entrando en el astra
sin mi permiso. Vete de aquí antes de que te mate.
Asvasena estaba enfurecido porque sus intentos de venganza habían fallado y se
decidió a atacar el mismo a Arjuna. La serpiente voló por el aire con la intención de
matar a Arjuna. Krishna vio a la serpiente que iba en la dirección del carro y adivinando
sus intenciones dijo:
—¡Arjuna, rápido!, mata a esta serpiente antes de que te mate, quiere matarte.
Arjuna dijo:
—¿Quién es este que viene a destruirme sin ser enviado por nadie? Krishna le habló
de su antiguo odio por Arjuna. Arjuna le disparó seis flechas afiladas que mataron a la
serpiente cuando iba en el aire lista para morderle.
La lucha prosiguió entre Arjuna y Radheya. Ambos estaban heridos por las muchas
flechas y la sangre les fluía a raudales a lo largo de sus poderosos pechos. Salya y Krishna
también estaban heridos, pero la lucha prosiguió.
Se acercaba el fin de Radheya. El destino decidió que había llegado el momento,
invisible y desconocido por todos, el destino estaba tratando de hacer que la maldición
del brahmín se cumpliera y la tierra tenía que cooperar. De repente, se puso blanda y
una rueda del carro de Radheya se estaba hundiendo poco a poco en el barro. Parecía
una puesta de Sol o una vida abandonando un cuerpo gastado. El proceso era lento,
pero progresivo. La rueda se había hundido en la tierra y el carro se había inclinado
produciendo un desnivel. Fue entonces cuando se dio cuenta Radheya y se acordó de
algo que ocurrió hacía varios años. Vio la vaca muerta en tierra y al brahmín con sus ojos
enfadados. De nuevo oyó la voz del brahmín diciéndole: « Cuando estés luchando con
tu enemigo, tu peor enemigo, la rueda de tu carro se hundirá en la tierra. Entonces igual
que tú mataste a mi pobre e inocente vaca cuando no estaba consciente del peligro que
la amenazaba, del mismo modo te matará tu oponente, cuando estés menos preparado
para el ataque. » Radheya quería hacer todo lo que podía en el tiempo que le quedaba.
Fijó una flecha en la cuerda de su arco e invocó el Brahmastra, pero no pudo recordar la
invocación del gran astra; había llegado el fin. Recordó las palabras de su guru: « Cuando
estés necesitando un astra desesperadamente te fallará la memoria. » Radheya se dio
cuenta de que ya estaba completamente derrotado. Su rueda se había hundido en el
suelo, ya no tenía ningún astra a su disposición y el Nagastra había fallado. Ya había
perdido su kavacha y sus kundalas, y tampoco tenía su sakti.
En sus ojos se agolparon lágrimas de ira, ira contra el destino. Arjuna estaba cortando
las cuerdas de su arco tan pronto como él las reponía. Radheya se frotó las manos con
furia desesperada y dijo: