Page 659 - Mahabharata
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8. Karna                                                                                 639


               campo de batalla para ver a Radheya. Se sentó al lado del amigo que le había amado
               tanto y que había muerto por él. Se sentó allí mirando la hermosa cara de Radheya y

               pensó que se volvería loco. Luego se fue corriendo de allí y atravesó todo el campo de
               batalla, dirigiéndose a donde estaba su abuelo que estaba esperando la muerte. Cayó a
               los pies del anciano y sollozó como si su corazón se fuera a romper. Bhishma colocó sus
               manos viejas y cansadas sobre la cabeza de su desafortunado nieto, y le dijo:
                   —Hijo mío, la muerte de Radheya tenía que ocurrir, no debes apenarte tanto por su
               muerte. Ahora está feliz, era un kshatrya y murió como tal.
                   Duryodhana estaba sobresaltado. Dijo:
                   —Así que tenía razón, Radheya era un kshatrya. Abuelo, siempre he sentido que

               Radheya era un kshatrya y ahora tú me dices lo mismo. Dime quién era, estoy ansioso
               por saberlo, borraré el estigma que tiñe su nombre al menos ahora. Al menos haré eso
               por este amigo que murió por mí; ¡dímelo, abuelo!
                   Bhishma dijo:
                   —Yo sé quién era, pero no puedo decírtelo a menos que prometas que no se lo dirás
               a nadie. Era el deseo de Radheya que nadie lo supiera. Me hizo prometerle que no te
               lo diría hasta que muriera. Ahora que Radheya ha muerto puedo decírtelo, pero debes
               mantenerlo en secreto hasta que mueras.

                   Duryodhana estaba en un dilema, pero dijo:
                   —Si mi querido Radheya deseaba que fuera un secreto, respetaré sus deseos, no se lo
               diré a nadie: dímelo.
                   Bhishma reflexionó por un momento y dijo:

                   —Duryodhana, aún estás sufriendo por el duro golpe que has recibido, ¿crees que
               soportarás escuchar esto?
                   Duryodhana esbozó una sonrisa amarga y dijo:
                   —Después de ver el cuerpo sin vida de mi Radheya aún sigo vivo, ¿no prueba eso

               que mi corazón está hecho de piedra? Ahora puedo soportarlo todo. Dímelo, abuelo,
               dime, ¿quién era Radheya?
                   Bhishma se detuvo durante un momento y dijo:
                   —Te lo diré, prepárate a escuchar la verdad. Tu amigo no era Radheya, era Kaunteya.
                   La verdad golpeó a Duryodhana en el rostro como un espasmo de dolor repentino.
               Se tambaleó por el golpe y agarrándose a las manos de su abuelo le dijo:

                   —¿Qué?, ¿Kaunteya? ¿Es Radheya hermano de los pandavas?, cuéntamelo todo
               abuelo.
                   Bhishma le contó todos los penosos detalles de la vida de Radheya. Le habló de cómo
               el Sol visitó a Kunti y de la caja de madera, le contó cómo Atiratha encontró la caja,
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