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Salya apoyado por Nakula y Shadeva, mientras que Arjuna salió al encuentro del acoso
emprendido por Kritavarma.
La lucha era intensa. Este ataque combinado estaba causando una destrucción rápida
y numerosa en ambos ejércitos, resultando muy dañado el ejército de los kurus. Salya
se estaba concentrando en Yudhisthira hasta el punto de que la lucha entre ellos casi
se convirtió en un duelo, a pesar de lo pactado. Salya luchaba muy bien, poniendo en
serios apuros a Yudhisthira, al cual le estaba resultando difícil hacer frente a un enemigo
tan poderoso. Bhima vino en su ayuda trayendo con él su maza. Con un solo golpe
de su maza derribó los caballos de Salya. Salya saltó fuera de su carroza y cogió su
maza produciéndose a continuación un magnífico duelo entre los dos. Todos, incluidos
Duryodhana y los otros, permanecían de pie observando el duelo entre aquellos dos
grandes luchadores. Finalmente, Salya se vio superado por el acoso incesante de la
fuerza de Bhima, a causa de lo cual se desmayó y Kripa se lo llevó fuera del campo de
batalla.
Nuevamente la lucha se hizo general. Todos estaban deseosos de que aquella guerra
acabase pronto. Fue una matanza general. Salya volvió con otro carro y reemprendió la
lucha con los pandavas. Entró matando a diestro y siniestro sin piedad. Ya era mediodía.
El ejército de los pandavas estaba sufriendo muchas bajas debido al acoso enfurecido
de las flechas de Salya, el cual estaba combatiendo de una forma magnífica. Los kurus
estaban seguros de que ganarían la guerra. Duryodhana estaba casi seguro de que los
pandavas iban a ser aniquilados. Satyaki y su amigo Dhrishtadyumna estaban peleando
con tanto arrojo como su enemigo. Bhima estaba al tope de sus fuerzas y no había
nadie que se resistiera a Arjuna; no obstante, los pandavas estaban sufriendo pérdidas.
Yudhisthira comenzó a preocuparse y se decía a sí mismo: « Incluso las palabras de
Krishna parece que no se están cumpliendo. Dijo que yo podría matar a Salya, y veo que
Satyaki, Dhrishtadyumna y todos mis hermanos están tratando en vano de detenerle.
Pero las palabras de Krishna no pueden fallar jamás; tengo que matar a Salya. » Estaba
muy furioso con su tío por el cruel exterminio que estaba causando en su ejército. Y
llamando a todos los héroes pandavas que con él estaban, les dijo:
—Los kurus han sido reducidos a tan sólo un puñado de héroes. Bhishma, Drona
y el terrible Radheya, al igual que muchos otros guerreros, ya han sido aniquilados.
Tenemos la victoria casi al alcance de nuestra mano, no puedo permitir que se me escape
por causa de Salya. Todos vosotros ya habéis hecho vuestra parte en la guerra: Arjuna
ya ha matado a muchos y Satyaki a otros tantos, Bhima ha destruido a la mayor parte
del ejército enemigo, mientras que Dhrishtadyumna hizo que Drona abandonara este
mundo. Ahora me toca a mí; he de matar a Salya. He decidido matarle a él o morir
yo. Satyaki, tú serás el defensor de la rueda derecha de mi carro y tú, Dhrishtadyumna,
cuidarás de la rueda izquierda. Bhima irá delante de mí, mientras que Arjuna cuidará mi