Page 671 - Mahabharata
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9. Salya 651
Duryodhana penetró en el lago con la maza en su mano. Él conocía el arte mágico de
hacer que las aguas se quedasen quietas y permanecer dentro del agua durante mucho
tiempo. Y allí permaneció dentro del lago llamado Dwaipayana. Sanjaya se fue de aquel
lugar después de ver desaparecer al rey dentro del lago.
En su camino Sanjaya se encontró con Aswatthama, Kripa y Kritavarma. Ellos le
dijeron: « Sanjaya, qué suerte tienes de estar vivo. ¿Has visto al rey por alguna parte?
No sabemos si está vivo o muerto. ¿Sabes tú algo? » Sanjaya les contó la entrada de
Duryodhana en el lago. Aswatthama se puso muy triste al escuchar aquello, dijo: « ¡Qué
lástima! No sabe que tres de nosotros estamos con vida, todavía podemos derrotar a los
pandavas. » Luego vieron a los pandavas buscando al rey por todas partes y se alejaron
del lugar.
Mientras, en el campamento de los pandavas había una gran alegría por el triunfo de
aquel día: Habían ganado la guerra. En dieciocho días todos los héroes kurus habían sido
aniquilados y la guerra había terminado; Yudhisthira era el señor del mundo. Les llevó
algún tiempo llegar a la conclusión de que no había forma de encontrar a Duryodhana
por ninguna parte; le habían buscado por todos sitios sin éxito alguno. Enviaron espías
en todas las direcciones para que les trajesen noticias de aquel rey que había escapado
con la maza en su mano. Encontraron su caballo muerto y abandonado, pero después
de eso ya no pudieron encontrar ningún rastro de Duryodhana. La desaparición de
Duryodhana era para ellos algo completamente inexplicable, no pensaban que fuera un
cobarde. Le buscaron por todos los alrededores de Kurukshetra hasta que empezó a ser
de noche y tuvieron que regresar al campamento sin haber logrado su objetivo.
Cuando caía la noche, Kripa y los otros se acercaron muy sigilosamente hasta el lado
de Duryodhana. Y hablando muy suavemente, le dijeron al rey:
—¡Sal, rey, sal! Aún estamos vivos. Luchemos los cuatro contra los pandavas, si
les ganamos aún serás el rey y si morimos alcanzaremos los cielos. El ejército enemigo
también ha sufrido enormes pérdidas, ya sólo son unos pocos, no podrán resistirse a
nuestro ataque. No debes quedarte aquí, sé nuestro comandante y condúcenos al frente.
Duryodhana estaba muy feliz de escuchar sus voces y desde el interior de las aguas
les respondió diciéndoles:
—Estoy feliz de saber que vosotros tres aún vivís, naturalmente estoy decidido a
luchar contra ellos. Pero ahora mi cuerpo está destrozado por las heridas, no tengo
energía para luchar. También mi fortaleza mental ha perdido entereza; hoy no puedo
luchar, ya ha caído la noche y vosotros también estáis cansados. Escuchad, vuestras
palabras de afecto me hacen humilde, ¿qué habré hecho yo para merecer tanto amor? Me
siento orgulloso de mí mismo al ver que he sido capaz de ganarme el amor de hombres
como vosotros. Pero ahora ya es de noche, quiero descansar dentro de las aguas. Mañana
tendré nuevas fuerzas y energía, estoy seguro. Mañana lucharemos contra los pandavas.