Page 674 - Mahabharata
P. 674

654                                                                            Mahabharata


               también Radheya, quien era todo para mí. El mundo ha perdido ya su esplendor. Pero
               quiero luchar contigo y doblegar tu orgullo. Continuar la guerra no tiene para mí ningún

               sentido una vez que han muerto Bhishma, Drona y Radheya. Puedes quedarte con el
               reino y hacerlo tan extenso como quieras, yo ya lo he gozado al máximo. Todos mis seres
               queridos han muerto y tú me has arrebatado esta tierra: bienvenido seas. Ya no tengo
               ningún deseo de seguir viviendo. Puedes gozar cuanto quieras de esta tierra, ya privada
               de toda su gloria, encanto y esplendor. Puedes quedarte con la tierra de los kurus: te
               regalo esta tierra baldía, Yudhisthira. Yo preferiría una vida en el bosque vestido con
               cortezas de árboles y pieles de ciervos que vivir en un reino que ha perdido toda su
               belleza. Puedes gobernar esta tierra, Yudhisthira.
                   Yudhisthira estaba ya completamente enfurecido y casi gritándole le dijo a Duryod-

               hana:

                   —No me gustan tus delirios de grandeza, Duryodhana. No siento compasión de
               ti. Tienes la impertinencia de regalarme una tierra sobre la cual ya no tienes ningún
               derecho, e incluso si tuvieras el derecho de otorgarla como un regalo, recuerda que yo
               soy un kshatrya y no aceptaría el mundo como un regalo tuyo. No quiero gobernar un
               reino que me ha sido concedido como un regalo por mi enemigo. No me insultes de
               esa forma, Duryodhana. Ganaré este reino derrotándote. ¿Cómo te atreves a sugerirme
               una cosa así? Hubo un tiempo en que eras el señor de esta tierra, entonces tenías al
               malvado Sakuni junto a ti y tú nos expulsaste de la tierra a la que teníamos derecho
               por nuestro nacimiento. Regresamos del exilio y con palabras amables te pedimos que
               nos devolvieses nuestra tierra, lo que nos pertenecía. Pero entonces no te mostraste
               muy generoso. Cuando te envié a Krishna con una proposición de paz le rechazaste
               contestándonos que no nos devolverías ni la tierra que cubre la punta de una afilada
               aguja. ¿Cómo así te has vuelto tan generoso de repente? Has perdido el control de
               tu mente, de otra forma, ¿cómo puede el gran Duryodhana, el coronado monarca del
               mundo entero, el hombre que no compartiría ni siquiera cinco pueblos; cómo puede
               tener la generosidad de concederle el reino entero a su mayor enemigo? Mi señor, ahora
               no tienes reino alguno que puedas conceder tan magnánimamente. Tú y yo tenemos que
               luchar para que esta antigua rivalidad acabe de una vez para siempre. Yo he de ser el
               único monarca de este mundo y no aceptaré ningún tipo de tratos. No te dejaré con vida:
               no después de esto. ¡Sal y lucha!

                   »Esta rivalidad ha existido desde hace ya muchos años. Nunca sentiste aprecio por
               nosotros; por el contrario, durante años has tratado de destruirnos. Pero ahora hemos
               ganado la guerra y tu muerte es ya lo único que quiero. Quiero verte muerto. Te estoy
               ofreciendo la oportunidad de alcanzar el cielo que tú no mereces. ¡Sal fuera del lago y
               lucha!
   669   670   671   672   673   674   675   676   677   678   679