Page 673 - Mahabharata
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9. Salya                                                                                 653


               fácilmente los poderes de Duryodhana. Mátale y haz que pague todos los pecados que
               ha cometido.

                   Enseguida Yudhisthira se acercó a la orilla del lago y allí, de pie, le gritó a Duryodhana
               diciéndole:
                   —No logro entender tu actitud, mi querido primo. Tú has matado a todos los
               kshatryas que gobernaban Bharatavarsha, has sido el causante de la muerte de todos
               tus parientes y ahora tratas de salvarte escondiéndote en este inmenso lago. ¡Sal del
               lago, Duryodhana, y lucha con nosotros! ¡Dónde está ahora tu arrogancia y tu orgullo?
               ¿Dónde está tu sentido del honor? Parece que te has convertido en presa fácil del miedo.
               El mundo te aclama como héroe pero creo que está equivocado. ¿De qué sirve tu valor
               si en un momento lo pierdes todo? ¡Sal y lucha! Eres un kshatrya y has nacido en una
               familia noble: la familia de los kurus, la cual es conocida y respetada en el mundo entero
               por su bravura. Lo que estás haciendo no es correcto, es un pecado y no te conducirá
               al cielo. ¿Cómo puedes desear vivir después de haber visto morir a todos tus héroes?
               Tus hermanos están todos muertos en el campo de batalla, al igual que tu tío Sakuni, tu
               querido amigo Radheya el sutaputra también yace allí. Tú eres una persona orgullosa
               y sensible y siempre has sido muy celoso de tu honor, ¿cómo entonces te atreves a
               esconderte en este lago? ¡Sal y lucha! Lucha con nosotros. Si nos vences podrás ser el
               señor del mundo y si mueres irás al cielo. Así que si eres un hombre tendrás que salir y
               luchar.
                   Duryodhana le escuchaba desde el fondo del lago y en respuesta al insultante reto de
               Yudhisthira le dijo:
                   —Yudhisthira, por favor, no digas más tonterías. Yo no abandoné el campo de batalla
               por miedo a tu barata bravuconería. Yo estaba en mi caballo viendo cómo mis hermanos
               morían y después de ver morir a mi querido tío, mi mente quedó oscurecida perdiendo
               casi la razón, y mi caballo me condujo fuera del campo de batalla. Más tarde murió y yo
               lo abandoné andando a pie sin dirección alguna. Ante mi vista apareció este lago y pensé
               que me sentaría bien refrescar mi cuerpo y calmar mis ardores febriles por un tiempo.
               Yo no tengo miedo, no estoy apegado a mi vida. Tú también puedes descansar junto a
               tus acompañantes y después de que hayamos descansado yo saldré y lucharé contigo,

               puedes estar seguro de eso.
                   Yudhisthira se alegró de saber que Duryodhana no había abandonado el campo de
               batalla como un cobarde, no podía creer que Duryodhana fuera un cobarde. Le dijo:
                   —Todos nosotros estamos listos para luchar, no te preocupes por nosotros. Te hemos
               estado buscando durante todo este tiempo, ahora sal y lucha.
                   Duryodhana dijo:
                   —Ya no me siento atraído en absoluto por el reino. Todos aquellos para los que
               había deseado este reino están ahora muertos: todos mis hermanos están muertos y
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