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Capítulo VIII
LA IRA DE BALARAMA
ALARAMA estaba furioso con Bhima por la forma sucia en que había derribado a
B su oponente. Le dijo:
—Bhima, hoy haciendo lo que has hecho has disgustado a tu guru. Has golpeado
a tu adversario por debajo de la cintura; es la acción más vil que puede cometer un
luchador. Te mataré por lo que has hecho. Has matado a mi amado discípulo valiéndote
de artimañas no permitidas, vengaré la muerte de Duryodhana.
Balarama levantó su cayado, que era su arma personal, y se abalanzó sobre Bhima.
Krishna se apresuró a detenerle y rodeándole con sus brazos le contuvo. Krishna le dijo:
—Mi señor, controla tu furia, lo que Bhima hizo era correcto. La acción en particular
quizá iba en contra de las normas de lucha justa, pero en tu ciego afecto por Duryodhana
pareces olvidar todo el daño que él causó a los pandavas. Cuando la hermosa Draupadi
fue arrastrada ante la presencia de este hombre arrogante, él la insultó ante sus esposos.
¿Puede hombre alguno soportar que se insulte de esa manera a su esposa? Le debieron
haber roto los muslos en aquel mismo momento, pero no lo hicieron. Yudhisthira impidió
que Bhima se abalanzase sobre Duryodhana, pero Bhima entonces hizo el juramento de
que un día él le rompería sus muslos. Esa es la razón por la que ha hecho esto, de otra
forma ¿cómo podría cumplir su juramento? Un juramento se ha de cumplir por encima
de todo. Esta es la norma.
»Mi querido hermano, no puedes soportar la injusticia que se le ha hecho a tu amado
Duryodhana y estás dispuesto a matar a los pandavas arremetiéndoles con tu cayado.
Pero yo he estado observando la injusticia que se le ha hecho a los pandavas durante
los últimos años, y si lo hubiera deseado, podría haber matado a este hombre y haberle
castigado fácilmente, podría haber vengado los sufrimientos de estos hombres buenos
y las lágrimas de Draupadi, pero yo no interferí hasta que se declaró la guerra, incluso
traté de impedir por todos los medios esta guerra. Y aun así, no he luchado porque
tú querías que me mantuviese al margen. ¿Cómo puede permanecer uno observando
tanta injusticia durante tanto tiempo sin actuar? Sin embargo, tú ya estabas dispuesto
a hacerlo ahora: tú, quien diste la espalda a esta guerra porque no podías soportar el
presenciar la muerte de todos los kurus. Por favor, no trates de vengar la muerte de este
pecador, déjale en manos de su destino y haz lo mismo con los pandavas. Son nuestros
primos, y después de tantos años de sufrimiento, ahora tienen la esperanza de ser felices.
Por favor, no les guardes rencor.
Las palabras de Krishna habían aplacado ligeramente la ira de Balarama, pero aún no
estaba calmado del todo. Krishna le dijo: