Page 689 - Mahabharata
P. 689

10. Matanza                                                                              669


               un poco y continuó diciendo—: Mi señor, yo soy Sanjaya. La guerra ha acabado: Salya
               ha muerto, Sakuni ha muerto, su hijo Uluka también ha muerto y Duryodhana ha sido

               aniquilado por Bhima.
                   Dhritarashtra se desplomó perdiendo la conciencia, Vidura sentía que se iba a desma-
               yar también. El rey volvía en sí y perdía la conciencia de nuevo; daba lástima ver al rey
               en aquella condición. Las doncellas del palacio trataban de reanimar a Gandhari, que
               también se había desmayado, pero no lo lograban.
                   Después de un rato se repusieron, y Vidura trató de consolar a los llorosos parientes
               de Duryodhana. Fue entonces cuando Krishna llegó a Hastinapura, entró al palacio y
               fue llevado inmediatamente al salón donde estaba sentado Dhritarashtra. De sus ojos
               brotaron lágrimas cuando vio la condición en que se encontraba el rey y su corazón
               le dio un vuelco en su pecho cuando vio a la gran dama Gandhari sumida en la más
               profunda consternación. No podía contener sus lágrimas viendo aquellos dos padres
               ancianos sufriendo el dolor de haber perdido a sus hijos. Les habló durante largo rato
               dirigiéndoles palabras de afecto y cariño. Sentía mucha compasión por ellos y les hablaba
               con el corazón lleno de amor y simpatía, hasta que por fin les convenció de que la muerte
               de todos los grandes héroes había ocurrido por causa de Duryodhana.
                   Finalmente dirigiéndose a Gandhari, le dijo:
                   —Madre, el día que vine a Hastinapura en una misión de paz, Duryodhana trató de
               capturarme, pero tú le detuviste, o mejor dicho, trataste de detenerle diciéndole estas
               palabras: « Donde está la justicia está la victoria. » Madre, también ahora es así. No

               debes culpar a los pandavas por esta calamidad. Yudhisthira está muy apenado por
               haberte causado tanta infelicidad, bien sabes cuánto trató de evitar la guerra. Por favor,
               sé amable con los hijos de Pandu, ya han sufrido mucho en su vida, nunca han tenido
               un padre; debes ser afectuosa con ellos, no pongas tu mirada furiosa sobre los hijos de
               Pandu.
                   Dhritarashtra y Gandhari se sentían consolados por las dulces y cálidas palabras de
               Krishna. Gandhari le dijo:
                   —Tú has dicho la verdad, Krishna. Tan pronto como supe que mi hijo Duryodhana
               había sido aniquilado, mi corazón se estremeció de emoción y parecía que iba a perder la
               razón, pero ahora, después de oírte, me siento mejor. Me comportaré noblemente con
               los hijos de Kunti. Después de haber perdido a mis hijos, ya no tengo a nadie que me
               consuele sino tú.
                   Nuevamente rompió a llorar y Krishna la tranquilizó con sus palabras. Luego se
               despidió de ellos para volver a reunirse con los pandavas. Los pandavas junto con
               Krishna y Satyaki pasaron la noche en las afueras del campamento de Duryodhana.

               Todos los demás estaban en el campamento de los pandavas.
   684   685   686   687   688   689   690   691   692   693   694