Page 691 - Mahabharata
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10. Matanza                                                                              671


               destrozados y jadeando como una serpiente moribunda. Aswatthama, sin poderlo
               soportar, se desmayó. Una vez recuperado se acercaron al rey y Aswatthama, tomando

               sus manos entre las suyas, le dijo:
                   —Mi señor, mi rey, estoy apenado de verte así. Con gran esfuerzo, Duryodhana trató
               de hablar y dijo:
                   —Evidentemente estaba escrito en el libro de la vida que así había de ser mi fin, pero
               no me lamento amigos míos. Estoy seguro de que alcanzaré los cielos y me uniré a
               aquellos que ya han llegado antes que yo. El destino es demasiado poderoso, no tiene
               sentido echar las culpas a otros.

                   Tras decir esto se detuvo secándose las lágrimas con su mano y apartando sus cabellos
               rizados de su frente. Aswatthama, brillando como un fuego por la ira que sentía, dijo:
                   —Estos pandavas se han estado escondiendo detrás del manto del Dharma, pero la
               verdad es que son más injustos que los que se reconocen como viles pecadores. Mataron
               a mi padre valiéndose de la más miserable de las mentiras y ahora te han malherido a
               ti de esta forma tan cruel. Escucha mis palabras, amigo mío. Hoy destruiré a todos los
               panchalas ante los mismísimos ojos de Krishna y esta noche mataré a los pandavas. Mi
               rey, dame permiso para hacerlo; no descansaré hasta que mueran todos.

                   Duryodhana se sintió conmovido por el afecto que le mostraba Aswatthama, pues en
               una ocasión pensó que Aswatthama apreciaba más a los pandavas que a él. Le dijo:
                   —Acharya, por favor, tráeme agua en una vasija. —Hizo lo que le ordenó, y Duryod-
               hana siguió diciendo:— Te coronaremos oficialmente como el comandante de nuestro
               ejército. Deseo que Aswatthama reciba el baño de coronación.
                   Cuando hubo acabado la ceremonia de coronación, el rey se sentía feliz de tener

               a alguien para vengar la muerte cruel de todos los héroes kurus. Agradeció al gran
               Aswatthama su amor y luego se despidió de ellos. El rey se sentía feliz al tiempo que
               desdichado.
                   Los tres hombres dejaron al rey y se dirigieron hacia el sur. Sus mentes estaban muy
               ocupadas pensando en la tarea que les esperaba, aunque se sentían cansados y estaban
               heridos. Por fin llegaron a un lugar muy cercano al campamento de los pandavas, se
               encontraban en el bosque que rodeaba el campo de batalla. Allí encontraron agua y
               después de calmar su sed, se tumbaron debajo de un árbol. Kripa estaba muy cansado,
               al igual que Kritavarma y en cuanto descansaron sus cabezas sobre la tierra se quedaron
               completamente dormidos. Estaban totalmente exhaustos por la lucha de aquel día y la
               gran tristeza que sentían. Pero Aswatthama estaba despierto, no podía dormir. Su mente
               no hacía más que pensar en un plan para vengar la muerte de su padre y, más aún, la
               muerte de Duryodhana en manos de Bhima. Su abstraída mirada vagaba en todas las
               direcciones, hasta que de repente se dio cuenta que el árbol que tenía encima estaba lleno
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