Page 695 - Mahabharata
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10. Matanza                                                                              675


               por la impresión que aquello le causó. Bhima y Satyaki se sentaron junto al cadáver de
               su querido amigo Dhrishtadyumna sin poderse consolar entre sí.

                   Al poco tiempo se oyó cómo se acercaba el carro de Nakula. Cuando se detuvo ante
               ellos todos se giraron hacia Draupadi, la ayudaron a bajarse del carro, dio dos pasos en
               dirección hacia los cuerpos inertes de sus hijos y sin poder resistir más se desplomó. Una
               vez que lograron reanimarla, rompió en un llanto amargo y nadie lograba consolarla con
               palabras. Draupadi se lamentaba de su destino. Era terrible verla junto a los cuerpos sin
               vida de sus hijos, sus hermanos, y todos los demás. En una sola noche había perdido
               todo lo que era suyo. De repente, se puso en pie y se secó las lágrimas, y mirándolos a
               todos, con fuego en sus ojos dijo:
                   —No comeré alimento alguno hasta que Aswatthama haya sido aniquilado; moriré
               en este mismo lugar.
                   Le dijeron que Aswatthama no podía ser aniquilado porque se le había otorgado el
               don de gozar de vida eterna, a lo que Draupadi dijo:

                   —Las muertes de mis hijos y mis hermanos han de ser vengadas. Sé que Aswatthama
               tiene una joya en su cabeza: ¡traédmela! ¡Tenéis que quitársela! La pérdida de esa joya
               será para él peor que la muerte misma. Bhima, tú eres quien ha de hacer esto por mí,
               debes complacerme.
                   —Que así sea —dijo Bhima, e inmediatamente se puso en marcha a la búsqueda de
               Aswatthama. Nakula era su auriga. Mientras, Yudhisthira trataba en vano de pacificar a
               la desdichada Draupadi con dulces palabras, también se sentía infeliz. Era una escena
               pavorosa ver cómo se sacudía el cuerpo de Draupadi sollozando inconsolablemente. Su
               mente estaba casi fuera de control viendo a sus hijos; sus cinco hijos, todos muertos.
                   A Krishna le preocupaba que Bhima se hubiera ido solo, por lo que acercándose a
               Yudhisthira le dijo:

                   —Bhima está terriblemente enojado por esta cobarde y salvaje matanza por parte de
               Aswatthama, el más cruel de los asesinos. Pero Aswatthama no se detendrá ante nada y
               puede causarle daño a Bhima. Él posee un poderoso astra llamado brahmasirsha, que si
               lo lanza contra Bhima, nuestro Bhima será destruido. Drona le dio este astra a Arjuna,
               por lo que su celoso hijo quiso también poseerlo, pero Drona no quería enseñárselo
               porque no se fiaba del uso que iba a hacer de él; no obstante, Aswatthama insistió tan
               persistentemente que finalmente su padre se lo reveló. Nadie sabe que Aswatthama
               tiene este astra, pero yo lo sé. Voy a buscar a Bhima y me llevaré a Arjuna conmigo; ¡que
               preparen mi carro!
                   Krishna y Arjuna partieron rápidamente a fin de darle alcance a Bhima. Desa-
               parecieron rápidamente, dejando atrás el campo de Kurukshetra.
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