Page 693 - Mahabharata
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10. Matanza 673
Capítulo III
MASACRE A MEDIANOCHE
SWATTHAMA llegó al campamento de los pandavas, Kripa y Kritavarma estaban
A con él, y mientras Aswatthama se dirigía hacia las tiendas, ellos se quedaron a la
entrada del campamento; le habían prometido que no dejarían que nadie se escapara.
Aswatthama, moviéndose en medio de la oscuridad, se dirigió a la tienda de Dhrishta-
dyumna, entró en ella y allí le encontró, durmiendo plácidamente en su cama blanca
como la nieve. Aswatthama se le acercó con pasos sigilosos sin hacer el más mínimo
ruido y cuando llegó a su lado le golpeó violentamente. Dhrishtadyumna se despertó en
un sobresalto, pero no pudo defenderse, Aswatthama le había cogido ya por los cabellos
y aprisionándole contra la cama, cogió la cuerda de su arco y se la ató alrededor del
cuello para estrangularle. Con mucha dificultad, casi murmurando, Dhrishtadyumna le
dijo:
—Mátame con una flecha. Lucha conmigo y envíame a los cielos. Esta no es una
muerte digna para un kshatrya.
Aswatthama se reía como un poseído. Le respondió:
—Tú eres un hombre que ha matado a su guru; no permitiré que alcances los cielos,
irás al infierno. Eso es lo que te mereces. Te condenarás para siempre. Aswatthama
estranguló a Dhrishtadyumna hasta que la vida abandonó su cuerpo y luego ultrajó su
cuerpo.
Los que acampaban cerca de la tienda de Dhrishtadyumna se despertaron, pensaban
que se trataba de un rakshasa que había entrado en el campamento, por lo que los pancha-
las se levantaron dispuestos a luchar con él. Pero Aswatthama los mató a todos. Los hijos
de Draupadi trataron de resistirse al máximo de sus fuerzas, pero para Aswatthama fue
tarea fácil aniquilar a todos los que estaban en el campamento: Uttamaujas, Yudhamanyu
y los héroes que habían sobrevivido a la guerra, fueron vilmente aniquilados mientras
dormían. Sikhandi también murió; todos fueron muertos. Algunos trataron de escapar,
pero Kripa y Kritavarma, que estaban en las puertas del campamento, impedían que lo
hiciesen. Kripa incendió el campamento prendiendo fuego en tres lugares diferentes,
lo cual facilitaba la labor al hijo de Drona, el cual continuaba con su labor destructiva.
Nadie hubiera esperado aquello de Kripa; aquellos tres hombres se habían convertido
en bestias, o en algo peor que bestias, porque las bestias no matan a los miembros de su
propia especie, sólo matan cuando tienen hambre o cuando se encuentran en peligro.
Pero este acto inhumano, esta masacre a medianoche de estos hombres mientras dormían,
sólo podía ser obra de seres que no merecían ser llamados hombres.
Aquellos tres guerreros, borrachos de dicha por haber realizado semejante hazaña,
se fueron corriendo al lugar donde Duryodhana yacía moribundo. La vida aún no