Page 709 - Mahabharata
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11. Lamentaciones 689
Los ojos de Yudhisthira giraron hacia Krishna, y lo mismo hicieron los demás pan-
davas.
—¿También tú lo sabías? —le preguntó Yudhisthira.
—Sí —fue la respuesta.
Después de aquello ya no se atrevían a hablar ni una sola palabra. Radheya sabía que
era hijo de Surya y Kunti, sabía que no era un sutaputra y, sin embargo, permitió que sus
hermanos lo trataran como tal. Yudhisthira se golpeó la cabeza con rabia ante aquella
situación irremediable. Dijo:
—Cuando supe que Radheya había muerto, fui corriendo al campo de batalla para
comprobar si estaba realmente muerto y me alegré mucho al comprobar que así era.
Madre, ¿cómo has podido hacernos esto a nosotros, queriéndonos tanto como nos
quieres?
Yudhisthira miraba a su madre a la cara nuevamente. Ella parecía muy infeliz y
no quería hablar, ya había sufrido suficiente. Yudhisthira se acercó a la orilla del río
quedándose allí de pie, mientras las lágrimas resbalaban por su rostro; parecía como si
las oblaciones funerarias estuvieran siendo sustituidas por las lágrimas de Yudhisthira.
La muerte de Abhimanyu y la de los hijos de Draupadi estaban quedando en el olvido
ante aquella calamidad que les había sobrevenido: habían matado a su hermano. Ese era
el único pensamiento que ocupaba las mentes de los pandavas mientras se alejaban de la
orilla del río Ganges.
La procesión regresaba a la ciudad dando vueltas por los vericuetos del camino.
Gandhari, Kunti y Draupadi estaban compartiendo la misma pena; habían perdido a sus
hijos y estaban desconsoladas. Krishna caminó junto a ellas, dejándolas luego a solas
con su dolor para reunirse con Satyaki. Ambos iban juntos siguiendo a la comitiva unos
metros más atrás.