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Dhritarashtra que había sobrevivido a la gran guerra. A él le seguía la carroza de Krishna
y con él iba Satyaki. Las mujeres de la casa real iban en palanquines transportados por
cargadores. Y luego venía una enorme e impresionante procesión de caballos y tras ellos
muchos elefantes y hombres a pie. Fue un día feliz para todos. Yudhisthira, precedido
por Dhritarashtra y seguido por los demás, entró en el magnífico sabha de los reyes
kurus. Fueron honrados por todos los ciudadanos y los brahmanes, quienes recitaban
versos bendiciendo a los pandavas. Krishna condujo a Yudhisthira al trono y le invitó a
sentarse en el ilustrísimo trono de los pauravas. De los ojos de Krishna brotaban lágrimas
incesantemente; en aquel día se había cumplido su promesa. Él había hecho el juramento
de que pondría a Yudhisthira en el trono, y acababa de cumplir aquella gran tarea. Otros
tronos con incrustaciones de piedras preciosas fueron colocados enfrente del trono del
rey; en ellos tomaron asiento Krishna y Satyaki. Bhima y Arjuna se sentaron uno a cada
lado del rey y junto a ellos, en asientos labrados en marfil, se sentaron Nakula y Shadeva.
Kunti se sentó junto con Shadeva, su hijo preferido, compartiendo con él su asiento. A
Dhritarashtra y a Gandhari se les dispusieron asientos individuales; Vidura y Yuyutsu
estaban sentados a su lado.
El rey fue coronado mientras diversos instrumentos musicales hacían sonar dulces
melodías y los brahmanes cantaban los Vedas. Fue un gran momento lleno de emoción.
Los jefes de la ciudad fueron ante la presencia del rey y le dieron la bienvenida en
términos formales. Yudhisthira parecía la Luna en medio de las estrellas. También él les
respondió en términos formales y luego, dirigiéndose a la gente, dijo:
—Me siento enormemente complacido con los ciudadanos de este reino. Intentaré
al máximo de mis posibilidades ser un buen rey. Espero que mi tío siga siendo aún el
rey, tal y como lo ha sido durante todos estos años. Él es nuestro padre, él es el padre de
este reino, yo trataré de ser su sirviente y trataré de asistirle en el gobierno del reino; mis
hermanos también me ayudarán.
Luego Yudhisthira despidió a todos los ciudadanos, previo honrarles debidamente.
Yudhisthira coronó a Bhima como el yuvaraja: el heredero al trono. Vidura fue
designado como ministro, tenía a su cargo la defensa del reino y también era el consejero
personal del rey. A Sanjaya se le encargó de las finanzas y la tesorería del reino. A Nakula
se le encargó del ejército y su mantenimiento. Arjuna fue nombrado comandante en jefe
del ejército, poniéndose también a cargo de los asuntos del extranjero, ocupándose de
defender el reino de posibles invasores. Dhaumya continuó siendo el sumo sacerdote.
Shadeva era el encargado de la protección personal del rey, tenía que estar con él siempre.
A Yuyutsu se le encargó controlar varias provincias y también atender a las necesidades
personales del anciano rey Dhritarashtra. Krishna observaba con admiración la eficiencia
del rey.