Page 715 - Mahabharata
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12. Consolación 695
Capítulo III
KRISHNA BENDICE A BHISHMA
OS ritos funerarios por los héroes que perecieron en la guerra se habían celebrado
L con todo esplendor. Después de que todo hubiera acabado, Yudhisthira se dirigió a
Krishna y le dijo:
—Mi señor, tú me has devuelto mi reino y has hecho innumerables cosas por mí.
Movido por tu afecto hacia nosotros, has jugado el papel de un hombre: tú, a quien se
debe adorar como el alma eterna. Tú, que eres el señor de los señores, has simulado ser
un hombre, viéndote afectado por los gozos y las tristezas que a nosotros nos afectan.
Con nosotros has reído y con nosotros has llorado. Tú nos has mostrado el camino de la
verdad y has sido nuestro guía. No sé qué decir, me siento muy emocionado; siempre he
seguido tu consejo y ahora me postro a tus pies para lavarlos con mis lágrimas, eso es lo
único que puedo hacer por todo lo que tú has hecho por nosotros.
Krishna hizo que Yudhisthira se levantase y dirigiéndose a él y a sus hermanos
pronunció palabras dulces y gentiles acogiéndoles en su amor.
Al día siguiente, por la mañana, Yudhisthira se presentó ante Krishna, sorprendién-
dose al ver que Krishna estaba inmerso en pensamientos, reflejándose la preocupación
en su rostro. Al ver al rey, Krishna le sonrió y le saludó, y el rey le dijo:
—¿Qué te preocupa, Krishna? Krishna le respondió:
—Estaba pensando en tu abuelo Bhishma. Ya está llegando a los últimos días de
su existencia en esta Tierra y dado que tú querías aprender todo lo que él sabe, estaba
pensando en irle a ver. Él me está llamando desde su corazón y quería pedirte que me
acompañaras. Era en esto en lo que estaba pensando.
Yudhisthira le dijo:
—Haremos lo que tú sugieras. Krishna miró a Satyaki y le dijo:
—Satyaki, dile a Daruka que prepare mi carro; también tú estate listo. Tenemos que ir
al campo donde el anciano kuru yace sobre un lecho de flechas.
El carro de Krishna estaba preparado. Daruka se presentó ante él e inmediatamente
todo el grupo partió hacia Kurukshetra. Iban en varios carros y al llegar allí se apearon
y fueron andando hasta el lugar donde se encontraba el gran Bhishma, el cual parecía
el Sol poniéndose. Krishna se adelantó al resto y le dijo a Bhishma que se sentía muy
infeliz de ver a un hombre tan grande sufriendo tanto dolor y agonía. Se sentó a su lado
y le habló con palabras dulces. Le dijo:
—¿Cómo te encuentras, mi señor? El poder de mantener la muerte a raya ni siquiera
yo lo tengo, tu fuerza de voluntad es sorprendente. Yo ni siquiera puedo soportar el
dolor del pinchazo de una aguja, ¿cómo es que tú puedes soportar el dolor que te causan