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de renunciar al mundo y emprender su viaje hacia los cielos. Nadie pudo detenerles,
estaban totalmente decididos a llevar a cabo lo que se habían propuesto.
Los pandavas estaban listos para el gran viaje. Ataviados con cortezas de árboles y
pieles de ciervos, se detuvieron ante la puerta del palacio para despedirse por última vez
de la gente de la ciudad. Draupadi también estaba junto a ellos vestida con cortezas de
árboles y sin las joyas y sedas que eran usuales en ella hasta entonces. Los pandavas iban
vestidos igual que hacía muchos años atrás, cuando fueron exiliados de Hastinapura,
pero ahora la situación era muy diferente; una paz especial invadía sus almas y sus
rostros brillaban con la luz interior. Se despidieron de Hastinapura y emprendieron su
camino entre los lamentos y sollozos de la gente de la ciudad.
Primero fueron hacia la ciudad de Dwaraka, contemplando el mar debajo del cual
dormía sumergida la que hasta hacía poco había sido una bellísima ciudad. Y allí per-
manecieron de pie en la orilla del mar del que parecían surgir sueños que les recordaban
momentos entrañables que allí habían vivido tiempo atrás. Y mientras estaban absortos
en sus recuerdos, Agni apareció ante ellos y dirigiéndose a Arjuna, le dijo:
—Arjuna, aún tienes contigo el gandiva y las aljabas que yo obtuve de Varuna para
ofrecértelo como un regalo. Ese arco, al igual que las aljabas, ya han cumplido su
propósito y ya no lo necesitas más; por favor, devuélveselo a Varuna.
Arjuna sintió como un desgarrón en su corazón, pero depositándolo en el suelo se
postró ante él y luego, con lágrimas en sus ojos, devolvió su arma favorita arrojándola al
océano.
Los pandavas continuaron su viaje hacia el norte y pronto llegaron a la gran cadena
montañosa de los Himalayas, la cruzaron y se encontraron con el monte Meru. Mientras
iban ascendiendo, Draupadi de repente cayó al suelo sin vida, lo cual les causó un gran
dolor a todos, Bhima se había quedado sin poder hablar y tras reponerse le preguntó a
Yudhisthira por qué Draupadi había caído muerta, siendo como era una mujer sin tacha.
Yudhisthira le dijo:
—Bhima, aunque todos nosotros éramos sus esposos ella tenía cierta preferencia por
Arjuna, ese fue el único pecado que ella cometió. A parte de eso era una mujer pura,
pero esa ha sido la razón por la que no ha podido seguir más adelante.
La dejaron allí y continuaron ascendiendo. Shadeva fue el siguiente en caer, Yudhis-
thira le explicó a Bhima que la causa de su muerte era lo orgulloso que estaba de su
sabiduría. Luego, más adelante, murió Nakula y la explicación que Yudhisthira dio fue
que era muy vanidoso debido a su belleza. El siguiente en caer muerto fue Arjuna, y en
esta ocasión Yudhisthira le explicó a Bhima que la muerte de Arjuna se debía a que había
jurado que él solo mataría a todos los enemigos y que diciendo eso había insultado a
todos los otros grandes héroes. Ambos siguieron ascendiendo hasta que más adelante