Page 198 - El judío internacional
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alturas donde residen los que dominan las Finanzas del país, y ejercen una ilimitada influencia
                  sobre el gobierno de los Estados Unidos. Estos hebreos son muy conservadores; pero apoyan
                  financieramente la acción izquierdista. Constituyen la respuesta viva a la pregunta, de ¿que ventaja
                  podrían estos esperar del bolcheviquismo? Judíos, además, que en los correspondientes
                  departamentos oficiales logran que traidores y revolucionarios manifiestos se zafen del condigno
                  castigo, y que siempre, de nuevo, saben colmar los bolsillos vacíos de individuos dudosos.

                  Pretender afirmar la inocencia de la Kehilla sería, tal vez, la más torpe de las jugadas por parte de
                  los dirigentes judíos.

                                                            XXI
                              CONFESIONES DE UN SUPERIOR DE LA ORDEN DE B'NAI B'RITH

                  Uno de los más destacados jefes de la Orden de B'nai B'rith, fue León Stuart Levi. Abogado de
                  profesión, escaló la presidencia de la citada Orden en 1900, y falleció en 1904. Figuró activamente
                  en la política internacional de su pueblo, y aseguran que fue colaborador del Secretario de Estado
                  Hay, en varios asuntos importantes. Las frases que se citan a continuación son de la época de su
                  presidencia del B'nai B'rith, y fueron publicadas por la Orden al año después de su fallecimiento, en
                  un folleto recordatorio de su personalidad. No es posible, pues, dudar de su autenticidad.

                  Algunos defensores no-judíos del judaísmo se indignan cuando se llama la atención sobre el
                  carácter oriental de algunos procedimientos hebreos. Levi, en cambio, no niega ese carácter
                  oriental, sino que lo subraya. Disculpa Levi en la página 104 del folleto ciertos defectos de
                  educación del hebreo diciendo que, "nativo de Oriente, y forzado por espacio de veinte siglos a vivir
                  sólo entre sus congéneres, conservó en sus costumbres mucho de lo característico oriental". Habla
                  en la página 312 del "afecto a la oriental de los padres". Tan paladina confesión puede
                  recomendarse a los serviles periodistas que desde el fondo de su ignorancia acerca del hebraísmo
                  toman la indicación del carácter oriental del hebreo como una ofensa a dicho pueblo.

                  Refiriéndose a la cuestión judía, dice Levi: "Si me he detenido mayormente en estos asuntos es
                  porque debo confesar que si bien al hebreo se le negaron muchas cosas que le correspondían por
                  derecho, también exige en ocasiones más de lo que le corresponde. Una de las cosas repetidas con
                  mayor persistencia es la de que no existe una cuestión hebrea, que el judío es un ciudadano igual a
                  otro cualquiera, y que, en tanto obedezca las leyes y no se las vea con los Tribunales, su vida no
                  debe estar sujeta a publica inspección. Tal afirmación sería fundada en el caso de que no exigiera
                  sino poder vivir tranquilo y pacíficamente. Pero si el hebreo pide igualdad de derechos, tendrá
                  también que consentir que su modo de proceder este sujeto a cierto control, contra el que no
                  existe negativa formal que valga. A este respecto tampoco debe ser el hebreo excesivamente
                  sensible. La carencia de lógica o la ignorancia con respecto a la cuestión hebrea no se haya
                  exclusivamente en aquellos que son hostiles a los judíos... Los refugiados llegados de Rusia,
                  Galitzia y Rumania elevaron el concepto y dieron a la cuestión judía cierta importancia. Va
                  comprendiendo, desde entonces, el mundo que presenciamos un segundo éxodo, que promete
                  muy pronto variar completamente el aspecto de los hebreos residentes en el hemisferio occidental
                  del globo" (pág. 59).

                  Sostiene Levi, en repetidas oportunidades, que los judíos forman una raza, y no sólo una
                  comunidad religiosa, sino una nación y no sólo una Iglesia, y que él terminó judío debería
                  interpretarse en sentido biológico y no teológico.

                  "Es verdad, es raza y religión están tan íntimamente ligadas entre sí, que nadie puede decir
                  exactamente, donde empieza la una y termina la otra" (pág. 116). "No es cierto que los judíos lo
                  sean únicamente por su religión".








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