Page 204 - El judío internacional
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Estados Unidos, el país más rico del mundo, con sus enormes masas de productos y valores, listos
para su inmediato aprovechamiento, y a pesar de todo aherrojado, imposibilitado de moverse
dentro de su cauce acostumbrado, únicamente por ciertas tenebrosas maquinaciones en su sistema
financiero.
Penetra en éste el país con suma dificultad. Se lo hiciera, comprendería muy pronto que el secreto
no radica en el dinero, sino en la forma como se le maneja, que es "por decreto".
Los Estados Unidos nunca tuvieron un Presidente que entendiera de finanzas, y por eso, siempre
debieron pedir los oportunos consejos a los técnicos en la materia. Es el dinero el bien más
distribuido, y que se administra y se organiza en mayor escala. Y, sin embargo, el gobierno nada
tiene que ver con el, salvo como la gran masa popular, cuando lo necesita pedir a quienes lo
dominan o poseen.
La cuestión del dinero, bien encarada, significa al mismo tiempo una solución de la cuestión
hebrea, y las demás cuestiones de índole material.
Estipuló el plan financiero de Warburg que el porcentaje de interés debería ser distinto en las
diferentes regiones. Ya que supo explicar la utilidad de tal sistema a los banqueros, merecería el
beneplácito público si supiera explicársela al pueblo, así como el motivo de que determinada
categoría de personas, que en modo alguno pertenecen al grupo de productores de valores,
perciban créditos, en tanto que las capas sociales que realmente producen valores, se consideren
para los banqueros como inexistentes; y, además, el motivo por el cual a algunas personas
residentes en determinada parte del país se le preste dinero a un tanto por ciento alto, y a otras a
un porcentaje distinto.
Creo Warburg su obra desde el punto de vista financiero de oficio, y únicamente en el caso de que
se ocupara desde hoy también de los intereses generales, llegaríase a comprender que la
Providencia le trajo este país.
Ciertas frases emanadas de la pluma de Warburg, no darán a conocer las ideas e intenciones de
éste financista en asuntos de dinero: "... Contrariamente a una apreciación muy general, los
institutos bancarios centrales europeos no son, en general, propiedad de los gobiernos... El Banco
de Inglaterra funciona como una empresa lucrativa privada". "Deriva el plan de la comisión
financiera de las instituciones del Banco de Inglaterra. Tiene su administración exclusivamente en
manos de hombres de negocios, sin admitir la mínima participación y supervisión del gobierno...
Dichas centrales bancarias, si bien legalmente, son corporaciones particulares, constituyen órganos
semi-oficiosos, mientras tienen el privilegio de emisión de billetes de Banco... y mientras son los
custodios de casi todas las reservas metálicas del país y los administradores de los fondos públicos.
Por otra parte, en cuestiones de política nacional, el gobierno debe contar con la buena voluntad y
cooperación legal de estos órganos centrales". Resulta, entonces, que las cuestiones de la política
nacional deben supeditarse a los intereses de los poderes financieros. Una influencia más poderosa
que la del gobierno es caracterizada por Warburg como "un extremo mucho más peligroso aún".
Combate Warburg la cooperación de los gobernantes en asuntos financieros por la siguiente razón:
"en nuestro país (Norteamérica), donde todo aficionado sin cultura puede alcanzar cualquier puesto
público, donde la amistad personal, o el apoyo financiero o político en la campaña electoral
r
presidencial concede el derecho de reclamar ciertas p errogativas... mostraríase toda
administración directa por el gobierno, vale decir, una dirección política como extremadamente
perjudicial".
Junto al concepto emitido de "prerrogativa" recordemos que en diciembre de 1906 afirmábase que
varias personas allegadas a Wilson habían ganado sesenta millones de dólares en especulaciones
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