Page 192 - Libro Orgullo y Prejuicio
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Dicho esto, se fue y la señorita Bingley se quedó muy satisfecha de haberle
obligado a decir lo que sólo a ella le dolía.
Camino de Lambton, la señora Gardiner y Elizabeth comentaron todo lo
ocurrido en la visita, menos lo que más les interesaba a las dos. Discutieron el
aspecto y la conducta de todos, sin referirse a la persona a la que más atención
habían dedicado. Hablaron de su hermana, de sus amigos, de su casa, de sus
frutas, de todo menos de él mismo, a pesar del deseo de Elizabeth de saber lo que
la señora Gardiner pensaba de Darcy, y de lo mucho que ésta se habría alegrado
de que su sobrina entrase en materia.