Page 194 - Libro Orgullo y Prejuicio
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A  estas  horas,  queridísima  hermana,  habrás  recibido  mi  apresurada
        carta.  Ojalá  la  presente  sea  más  inteligible;  pero,  aunque  dispongo  de
        tiempo,  mi  cabeza  está  tan  aturdida  que  no  puedo  ser  coherente.  Eliza
        querida, preferiría no escribirte, pero tengo malas noticias que darte y no
        puedo aplazarlas. Por muy imprudente que pueda ser la boda de Wickham
        y nuestra pobre Lydia, estamos ansiosos de saber que ya se ha realizado,
        pues  hay  sobradas  razones  para  temer  que  no  hayan  ido  a  Escocia.  El
        coronel Forster llegó ayer; salió de Brighton pocas horas después que el
        propio.  A  pesar  de  que  la  carta  de  Lydia  a  la  señora  Forster  daba  a
        entender que iba a Gretna Green, Denny dijo que él estaba enterado y que
        Wickham jamás pensó en ir allí ni casarse con Lydia; el coronel Forster, al
        saberlo,  se  alarmó  y  salió  al  punto  de  Brighton  con  la  idea  de  darles
        alcance. Siguió, en efecto, su rastro con facilidad hasta Clapham, pero no
        pudo continuar adelante, porque ellos al llegar a dicho punto tomaron un
        coche de alquiler dejando la silla de postas que los había llevado desde
        Epsom. Y ya no se sabe nada más sino que se les vio tomar el camino de
        Londres.  No  sé  qué  pensar.  Después  de  haber  hecho  todas  las
        investigaciones  posibles  de  allí  a  Londres,  el  coronel  Forster  vino  a
        Hertfordshire para repetirlas en todos los portazgos y hosterías de Barnet y
        Hatfield, pero sin ningún resultado; nadie ha visto por allí a esas personas.
        Con  el  mayor  pesar  llegó  a  Longbourn  a  darnos  cuenta  de  todo,  de  un
        modo que le honra. Estoy de veras apenada por él y por su esposa; nadie
        podrá  recriminarles.  Nuestra  aflicción  es  muy  grande.  Papá  y  mamá
        esperan lo peor, pero yo no puedo creer que Wickham sea tan malvado.
        Muchas circunstancias pueden haberles impulsado a casarse en secreto en
        la  capital  en  vez  de  seguir  su  primer  plan;  y  aun  en  el  caso  de  que  él
        hubiese  tramado  la  perdición  de  una  muchacha  de  buena  familia  como
        Lydia,  cosa  que  no  es  probable,  ¿he  de  creerla  a  ella  tan  perdida?
        Imposible. Me desola, no obstante, ver que el coronel Forster no confía en
        que se hayan casado; cuando yo le dije mis esperanzas, sacudió la cabeza
        y manifestó su temor de que Wickham no sea de fiar. Mi pobre madre está
        enferma de veras y no sale de su cuarto. En cuanto a mi padre, nunca le he
        visto  tan  afectado.  La  pobre  Catherine  está  desesperada  por  haber
        encubierto los amores de Lydia y Wickham, pero no hay que extrañarse de
        que  las  niñas  se  hiciesen  confidencias.  Queridísima  Lizzy,  me  alegro
        sinceramente  de  que  te  hayas  ahorrado  estas  dolorosas  escenas.  Pero
        ahora que el primer golpe ya ha pasado, te confieso que anhelo tu regreso.
        No soy egoísta, sin embargo, hasta el extremo de rogarte que vuelvas si no
        puedes. Adiós. Tomo de nuevo la pluma para hacer lo que acabo de decirte
        que no haría, pero las circunstancias son tales que no puedo menos que
        suplicaros a los tres que vengáis cuanto antes. Conozco tan bien a nuestros
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