Page 227 - Libro Orgullo y Prejuicio
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entonces  se  ganó  la  vida  alquilando  habitaciones.  Darcy  sabía  que  esa
        señora Younge tenía estrechas relaciones con Wickham, y a ella acudió en
        busca de noticias de éste en cuanto llegó a la capital. Pero pasaron dos o
        tres  días  sin  que  pudiera  obtener  de  dicha  señora  lo  que  necesitaba.
        Supongo que no quiso hablar hasta que le sobornaran, pues, en realidad,
        sabía desde el principio en dónde estaba su amigo. Wickham, en efecto,
        acudió a ella a su llegada a Londres, y si hubiese habido lugar en su casa,
        allí  se  habría  alojado.  Pero,  al  fin,  nuestro  buen  amigo  consiguió  la
        dirección que buscaba. Estaban en la calle X. Vio a Wickham y luego quiso
        ver a Lydia. Nos confesó que su primer propósito era convencerla de que
        saliese de aquella desdichada situación y volviese al seno de su familia si
        se podía conseguir que la recibieran, y le ofreció su ayuda en todo lo que
        estuviera a su alcance. Pero encontró a Lydia absolutamente decidida a
        seguir tal como estaba. Su familia no le importaba un comino y rechazó la
        ayuda de Darcy; no quería oír hablar de abandonar a Wickham; estaba
        convencida  de  que  se  casarían  alguna  vez  y  le  tenía  sin  cuidado  saber
        cuándo. En vista de esto, Darcy pensó que lo único que había que hacer
        era facilitar y asegurar el matrimonio; en su primer diálogo con Wickham,
        vio que el matrimonio no entraba en los cálculos de éste. Wickham confesó
        que  se  había  visto  obligado  a  abandonar  el  regimiento  debido  a  ciertas
        deudas de honor que le apremiaban; no tuvo el menor escrúpulo en echar
        la culpa a la locura de Lydia todas las desdichadas consecuencias de la
        huida. Dijo que renunciaría inmediatamente a su empleo, y en cuanto al
        porvenir, no sabía qué iba a ser de él; debía irse a alguna parte, pero no
        sabía dónde y reconoció que no tenía dónde caerse muerto.
          El señor Darcy le preguntó por qué no se había casado con tu hermana
        en el acto. Aunque el señor Bennet no debía de ser muy rico, algo podría
        hacer  por  él  y  su  situación  mejoraría  con  el  matrimonio.  Pero  por  la
        contestación que dio Wickham, Darcy comprendió que todavía acariciaba
        la  esperanza  de  conseguir  una  fortuna  más  sólida  casándose  con  otra
        muchacha en algún otro país; no obstante, y dadas las circunstancias en
        que  se  hallaba,  no  parecía  muy  reacio  a  la  tentación  de  obtener  una
        solución inmediata.
          Se  entrevistaron  repetidas  veces  porque  había  muchas  cosas  que
        discutir.  Wickham,  desde  luego,  necesitaba  mucho  más  de  lo  que  podía
        dársele, pero al fin se prestó a ser razonable.
          Cuando todo estuvo convenido entre ellos, lo primero que hizo el señor
        Darcy fue informar a tu tío, por lo cual vino a Gracechurch Street por vez
        primera,  la  tarde  anterior  a  mi  llegada.  Pero  no  pudo  ver  a  Gardiner.
        Darcy averiguó que tu padre seguía aún en nuestra casa, pero que iba a
        marcharse  al  día  siguiente.  No  creyó  que  tu  padre  fuese  persona  más  a
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