Page 254 - Libro Orgullo y Prejuicio
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Elizabeth se ahorró tener que mencionar su indignación.
        A la mañana siguiente, al bajar de su cuarto, se encontró con su padre que
      salía de la biblioteca con una carta en la mano.
        —Elizabeth —le dijo—, iba a buscarte. Ven conmigo.
        Elizabeth le siguió y su curiosidad por saber lo que tendría que comunicarle
      aumentó  pensando  que  a  lo  mejor  estaba  relacionado  con  lo  del  día  anterior.
      Repentinamente se le ocurrió que la carta podía ser de lady Catherine, y previó
      con desaliento de lo que se trataba.
        Fue con su padre hasta la chimenea y ambos se sentaron. Entonces el señor
      Bennet dijo:
        —He recibido una carta esta mañana que me ha dejado patidifuso. Como se
      refiere a ti principalmente, debes conocer su contenido. No he sabido hasta ahora
      que  tenía  dos  hijas  a  punto  de  casarse.  Permíteme  que  te  felicite  por  una
      conquista así.
        Elizabeth se quedó demudada creyendo que la carta en vez de ser de la tía
      era del sobrino; y titubeaba entre alegrarse de que Darcy se explicase por fin, y
      ofenderse de que no le hubiese dirigido a ella la carta, cuando su padre continuó:
        —Parece que lo adivinas. Las muchachas tenéis una gran intuición para estos
      asuntos.  Pero  creo  poder  desafiar  tu  sagacidad  retándote  a  que  descubras  el
      nombre de tu admirador. La carta es de Collins.
        —¡De Collins! ¿Y qué tiene él que decir? —Como era de esperar, algo muy
      oportuno. Comienza con la enhorabuena por la próxima boda de mi hija mayor,
      de  la  cual  parece  haber  sido  informado  por  alguno  de  los  bondadosos  y
      parlanchines  Lucas.  No  te  aburriré  leyéndote  lo  que  dice  sobre  ese  punto.  Lo
      referente a ti es lo siguiente:
          Después de haberle felicitado a usted de parte de la señora Collins y
        mía  por  tan  fausto  acontecimiento,  permítame  añadir  una  breve
        advertencia  acerca  de  otro  asunto,  del  cual  hemos  tenido  noticia  por  el
        mismo conducto. Se supone que su hija Elizabeth no llevará mucho tiempo
        el nombre de Bennet en cuanto lo haya dejado su hermana mayor, y que la
        pareja que le ha tocado en suerte puede razonablemente ser considerada
        como una de nuestras más ilustres personalidades.
        —¿Puedes sospechar, Lizzy, lo que esto significa?
          Ese  joven  posee  todo  lo  que  se  puede  ambicionar  en  este  mundo:
        soberbias propiedades, ilustre familia y un extenso patronato. Pero a pesar
        de  todas  esas  tentaciones,  permítame  advertir  a  mi  prima  Elizabeth  y  a
        usted  mismo  los  peligros  a  que  pueden  exponerse  con  una  precipitada
        aceptación  de  las  proposiciones  de  semejante  caballero,  que,  como  es
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