Page 68 - Libro Orgullo y Prejuicio
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visitantes más selectos. Esta idea no tardó en convertirse en convicción cuando
      observó las crecientes atenciones de Collins para con ella y oyó sus frecuentes
      tentativas  de  elogiar  su  ingenio  y  vivacidad.  Aunque  a  ella,  el  efecto  que
      causaban sus encantos en este caso, más que complacerla la dejaba atónita, su
      madre  pronto  le  dio  a  entender  que  la  posibilidad  de  aquel  matrimonio  le
      agradaba en exceso. Sin embargo, Elizabeth prefirió no darse por aludida, porque
      estaba  segura  de  que  cualquier  réplica  tendría  como  consecuencia  una  seria
      discusión. Probablemente el señor Collins nunca le haría semejante proposición,
      y hasta que lo hiciese era una pérdida de tiempo discutir por él.
        Si no hubiesen tenido que hacer los preparativos para el baile de Netherfield,
      las  Bennet  menores  habrían  llegado  a  un  estado  digno  de  compasión,  ya  que
      desde  el  día  de  la  invitación  hasta  el  del  baile  la  lluvia  no  cesó  un  momento,
      impidiéndoles ir ni una sola vez a Meryton. Ni tía, ni oficiales, ni chismes que
      contar.  Incluso  los  centros  de  rosas  para  el  baile  de  Netherfield  tuvieron  que
      hacerse por encargo. La misma Elizabeth vio su paciencia puesta a prueba con
      aquel  mal  tiempo  que  suspendió  totalmente  los  progresos  de  su  amistad  con
      Wickham. Sólo el baile del martes pudo hacer soportable a Catherine y a Lydia
      un viernes, sábado, domingo y lunes como aquellos.
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