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La temperatura
Es tan importante la temperatura del medio ambiente como la intramuscular.
Troels (1973) constató que un aumento de la temperatura intramuscular de 60º C produce
un aumento de hasta el 20% de la capacidad de extensibilidad de la fibra muscular, y al
contrario un descenso de la temperatura hasta los 35º C puede hacer disminuir dicha
capacidad en un 10-20%. En estudios realizados por Richardson (1990) se concluyó que
el mejor rango de temperatura ambiente para adquirir y conservar una buena temperatura
intramuscular era el de los 20- 23ºC. Añadía que una mayor temperatura ambiente podría
influir negativamente en la extensibilidad muscular del deportista por problemas con el
equilibrio térmico del mismo, aunque esto no ha sido confirmado en otras investigaciones.
La edad
Podemos definir la flexibilidad como una capacidad evolutivamente regresiva, es
decir que va disminuyendo con la edad, siempre y cuando no se procuren programas
específicos para su conservación. Las fases sensibles para la mejora de esta capacidad
corresponde a la edad de entre los 7 y 12 años, si bien es cierto que existe una fase
prematura entre los 5 y 7 años donde el progreso es también muy rápido. Cuando se
estabiliza el desarrollo biológico y pasada la adolescencia, todavía es posible mejorar la
flexibilidad, si bien el proceso de mejora es algo más lento. Entre los 20 y 30 años, debido
fundamentalmente al aumento de la masa muscular, suele ocurrir un deterioro de la
capacidad y desde ahí hasta la senectud suele descender paulatinamente dependiendo
en todo caso del grado de entrenamiento del sujeto.
El sexo
Es conocido por todos que la mujer es más flexible que el hombre. Existen
diferencias anatómicas que pueden explicar las diferencias de flexibilidad entre sexos. Las
mujeres tienen las caderas más anchas y por lo tanto un mayor potencial de amplitud de
movimientos en la zona pélvica. La flexibilidad es también afectada por el embarazo;
durante el mismo las articulaciones y ligamentos pélvicos se relajan y son capaces de
adquirir una mayor extensibilidad. Corbin (1973) también sugiere que las chicas tienen
mayor potencial para tener flexibilidad después de la pubertad en áreas medulares,
debido a que su centro de gravedad está más bajo que el de los hombres. Otro de los
factores que pueden influir es la menor masa muscular que presentan en relación a los
hombres, lo cual, como hemos visto anteriormente, es un limitante de la flexibilidad.