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MANIFIESTO DEL SOCIALISMO NUEVO
En lo civil, la desarticulación social, la desocupación, la responsabilidad disminuida, la explosión de las moléculas familiares, los matrimonios no
naturales, la crisis educativa, la dignidad demeritada en “autoestima”, la justicia pervertida por el arreglo, la libertad por la elección consumista,
forman el mapa de una sociedad neofeudal.
Su significado: es la crisis de lo público y lo nacional. Su manifestación: el declive de las instituciones de educación, salud, cultura y seguridad,
que fueron núcleos de la república. Sus síntomas: el renacer del peaje en el tránsito, la producción modular y el trabajo a domicilio semejante a
los gremios semifeudales, la inseguridad y los servicios de “protección”, el poder distribuido en círculos de dependencia mundial...
LOS SIGNOS DEL NEOFASCISMO:
Los “aliados” derrotaron al guerrerismo del Eje, pero se cuidaron de no abrir la batalla ideológica contra su organización social fascista: la socie-
dad corporativa, la alineación del estado y las unidades económicas, el control de los organismos políticos, la falta de libertad del trabajo y la
represión como costumbre. El capitalismo ha guardado estas respuestas en reserva, acudiendo a ellas para mitigar sus contradicciones internas.
Hoy, sin una vanguardia mundial revolucionaria, se siente normal el terror planetario en la aldea global intoxicada por la razón manipulatoria.
Con la anestesia ideológica inducida por los medios, las medidas de excepción se vuelven rutina.
Las mismas “estructuras en paralelo”, fundadas para hacer cumplir los derechos humanos, agrarios, del consumo, de salud, etc., indican el
fracaso de las normas y las instituciones. Se apela, como el fascismo, a medidas extralegales ante el clamor de las derechas agazapadas. Su
enfermedad general: la crisis del estado de derecho. Sus manifestaciones cotidianas: el ataque a las libertades humanas (de tránsito, de domi-
cilio, de comunicación, etc.), el estado policial impuesto con la coartada de velar por la seguridad de una sociedad cuya descomposición ha sido
propiciada por el mismo capital, la vigilancia y la delación como sistema, la transferencia de las culpas sociales a la población para que sienta su
desvalimiento y busque salvadores.Ambos seres redivivos son caretas del capitalismo corporativo de hoy.
4. TRES LECCIONES DE ESTRATEGIA
.La revolución obrera de l917, al contrario de lo previsto por el socialismo “científico”, que esperaba ver nacer la nueva sociedad en los países
más avanzados, encontró un campo más propicio en el tránsito de los países atrasados hacia el capitalismo. El capital aprendió la lección de esta
“imprevisión”: usó la modernización como vía para la nueva dependencia. El salto renovador de los países atrasados fue aprovechado para en-
venenar la sociedad civil con el consumo, atajar la independencia ideológica y organizativa de los trabajadores y alejar del horizonte histórico a
la transformación social. Todo se concentró en el desarrollo.
Los movimientos de liberación nacional sin orientación socialista (excepción de Cuba, Corea y Vietnam), fueron aprovechados por el capital in-
ternacional y cayeron en la nueva dependencia (Náser y la República Arabe Unida, por ejemplo).
La integración de la liberación nacional y la del trabajo debe ser una base estratégica del socialismo.
.Los estados que abrazaron el desarrollismo controlaron la “base popular” y gestaron su propia clase burguesa sin llegar a la soberanía económi-
ca y tecnológica, haciendo malabares de poder con el nacionalismo, la democracia y la el progreso desde la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Las consignas democráticas fueron arrebatadas por el capital, hoy la propuesta es la democracia obrera.
.La industrialización de los países atrasados se montó en la acumulación de riqueza producida por el campo y transferida a las ciudades con ali-
mentos a bajo precio. Las reformas agrarias fueron su instrumento. Con esto se amplió la distancia entre la vida agraria y la urbana. La alianza de
la clase obrera industrial con la campesina, base de la estrategia socialista, fue cortada.
Además, con el peso de la ciencia, la tecnología, la educación y los servicios civiles, la clase media compuesta por profesionales, técnicos y em-
pleados, se separó del trabajador industrial y agrícola.
En síntesis: la unidad de la clase trabajadora y las fuerzas nacionales se volvió un acertijo y su composición un rompecabezas.La organización de
los trabajadores debe generar el espacio común para integrar sus fuerzas particulares.