Page 133 - Auge y caída del antiguo Egipto
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ninguna a su destino, ni tampoco el segundo, ni el tercero ni el cuarto, y solo el
quinto día del mes se entregaron de golpe setenta lotes. Los seis días siguientes
no hubo suministros en absoluto, y parece ser que se dieron por perdidos. En
cambio, las entregas de los once días siguientes se recibieron a tiempo.
Aparentemente, ni siquiera una sociedad tan estructurada y reglamentada como
la del antiguo Egipto podía asegurar la entrega regular de los productos más
básicos que se transportaban de una institución real a otra. Es esta una revelación
sorprendente, opuesta a la apariencia externa de una civilización ordenada,
confiada y eficiente. Quizá la maquinaria estatal del Imperio Antiguo no fuera
tan robusta como les gustaba sugerir a sus monumentos, incluso en época de paz
y plenitud, y no digamos ya en períodos de graves turbulencias políticas o
económicas. Como seguramente pudieron apreciar quienes tuvieron el valor de
mirar más allá de su propia retórica, las semillas del colapso no solo se habían
sembrado, sino que estaban ya germinando.
No parece que a Unis, el último rey de la V Dinastía (2350-2325), le
preocuparan tales problemas. Estaba demasiado ocupado reinventando
tradiciones, añadiendo elementos nuevos e innovadores al ya sobrecargado
edificio de la ideología real. Como Userkaf antes que él, eligió el emplazamiento
para su pirámide en una esquina del recinto de la Pirámide Escalonada de
Necherjet. Pero no fue solo el emplazamiento de la pirámide lo que señaló a
Unis como el artífice de un nuevo renacimiento: la innovación más radical la
reservó a las cámaras subterráneas del monumento. Evitando la extrema
sencillez de los muros sin decoración de épocas anteriores, Unis encargó un
lugar de descanso mucho más elaborado para su vida de ultratumba. Su ataúd fue
pintado de negro para simbolizar la tierra, mientras que el techo de la cámara
mortuoria tachonado de estrellas doradas sobre un fondo azul oscuro para imitar
el cielo nocturno. En torno al sarcófago, las paredes de la cámara mortuoria
fueron revestidas de alabastro, estriado y pintado de modo que se asemejara a un
recinto hecho de armazón de madera y trenzado de caña, representando el tipo de
santuario primitivo que los antiguos egipcios creían que había existido en el alba