Page 135 - Auge y caída del antiguo Egipto
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relación del rey con los dioses, se consideraba que el monarca tenía la fuerza,
               además de la razón, de su lado. Esta chocante presunción se expresa en uno de

               los  Textos  de  las  Pirámides  más  escalofriantes,  descubierto  en  la  de  Unis.

               Bautizado como el «Himno caníbal», sus imágenes gráficas le han acarreado una
               merecida (mala) fama. Un breve extracto nos dará una idea de su contenido:



                    Unis es el que se come a las personas, el que vive en los dioses …
                    Unis es el que se come su magia, el que engulle sus espíritus:
                    los grandes son para su comida de la mañana,
                    los medianos para su comida de la tarde,
                    los pequeños para su comida de la noche,
                    los varones y hembras viejos para su holocausto. 1


                  Los teólogos y autores de los himnos del rey se habían superado a sí mismos a
               la hora de transmitir el más crudo de los mensajes: Unis era omnipotente porque,

               literalmente, había consumido y asimilado los poderes del reino divino en todas

               sus  manifestaciones.  Nada  ni  nadie  podía  interponerse  en  su  camino  para
               alcanzar la inmortalidad cósmica.

                  Tan  tiránica  actitud  frente  a  los  dioses  no  auguraba  nada  bueno  para  la

               relación  del  rey  con  sus  súbditos  mortales.  El  reinado  de  Unis  apenas  nos  ha

               dejado evidencias de acontecimientos históricos —la escena de una batalla en la
               que se representa a los egipcios luchando contra los asiáticos constituye una rara

               excepción—,  pero  hay  una  serie  de  escenas  concretas  en  la  calzada  de  su

               pirámide  que  sugieren  un  sombrío  episodio  con  espantosas  consecuencias
               humanas.  Las  imágenes  de  hambre,  representadas  con  horrible  detalle,  nos

               resultan  hoy  espantosamente  familiares,  acostumbrados  como  estamos  a  las

               escenas de miseria y degradación que nos llegan del continente africano. En la
               calzada  de  Unis,  el  retrato  no  resulta  menos  espeluznante:  un  hombre  en  el

               umbral  de  la  muerte  se  apoya  en  su  demacrada  esposa,  mientras  un  amigo  le

               sujeta del brazo; una mujer desesperada por encontrar comida se come los piojos
               de su propia cabeza; un niño pequeño con el vientre hinchado por la inanición le
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