Page 204 - Auge y caída del antiguo Egipto
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las cuales hubieron de restablecer el orden en su propio país, las fuerzas egipcias
               recuperaron el control del asentamiento clave de Buhen, a los pies de la segunda

               catarata del Nilo, que empezaron a transformar en una base fortificada desde la

               que  emprender  campañas  militares.  Para  cuando  Amenemhat  I  cumplió  su
               vigésimo  noveno  año  en  el  trono,  todo  estaba  ya  preparado.  Una  fuerza

               expedicionaria dirigida por su fiel visir Intefiqer llegó de Egipto «para derrocar

               Uauat». En su determinación de extinguir cualquier vestigio de independencia

               nubia e imponer un control egipcio absoluto sobre la provincia rebelde, el sicario
               del rey no mostró la menor piedad con los habitantes locales, jactándose además

               de ello:


                    Luego maté a los nubios de todo el resto de Uauat. Navegué victorioso río arriba, matando a los nubios
                  en su territorio; y navegué río abajo, arrasando cosechas y cortando los árboles que quedaban. Prendí
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                  fuego a las casas, como se hace con las de quienes se rebelan contra el rey.

                  La política de tierra quemada de Amenemhat no estaba destinada meramente a

               castigar  Uauat,  sino  también  a  transmitir  un  claro  mensaje  a  cualesquiera

               posibles insurgentes. En cuanto a los infortunados nubios que vieron desde la
               orilla del río cómo sus tierras eran devastadas y sus casas consumidas por las

               llamas, su destino estaba decidido. Antes de asolar Uauat, Intefiqer había dejado

               constancia  de  que  estaba  «atareado  construyendo  este  recinto».  El  recinto  en

               cuestión  era  un  campo  de  internamiento  (los  antiguos  egipcios  posiblemente
               habrían preferido el moderno eufemismo «centro de acogida») destinado a gente

               reclutada para trabajar para el Estado. A los habitantes de la conquistada Uauat

               les aguardaba una vida de esclavitud. Ellos y sus descendientes se deslomarían
               explotando los recursos de su patria en beneficio de sus nuevos amos egipcios.






               MÁS PODEROSA QUE LA ESPADA


               Se dice que la inquietud aflige a la testa que sobrelleva el peso de la corona; de
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