Page 205 - Auge y caída del antiguo Egipto
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ser así, mayor ha de ser la inquietud cuando esa corona ha sido obtenida por la
fuerza en lugar de haber sido heredada por legítima sucesión. Amenemhat I,
fundador de una nueva dinastía y autoproclamado artífice de un renacimiento,
era perfectamente consciente de sus orígenes ajenos a la realeza y del persistente
resentimiento hacia su gobierno que existía en varias partes de Egipto, y no
digamos ya en la conquistada Nubia. Ansioso, sobre todo, por consolidar el
poder de su familia y asegurar una sucesión tranquila, decidió dar el paso inusual
—si no inaudito— de coronar rey a su hijo y heredero cuando él todavía reinaba.
El príncipe Senusert se convirtió en «corregente» hacia el final de la segunda
década de Amenemhat en el trono (c. 1918), y los dos reyes gobernarían juntos
durante otra década más. Unos cuantos monumentos exhiben fechas conjuntas,
aunque en su mayoría Amenemhat parece haberse contentado con que las
inscripciones oficiales lleven las fechas del reinado de su hijo. La institución de
la corregencia se convertiría en un rasgo peculiar de la sucesión en la XII
Dinastía, sirviendo a su principal propósito de excluir a cualesquiera
pretendientes rivales al trono hasta que, después de otro siglo y medio más, la
propia dinastía se agotaría.
Pero ni siquiera esa drástica decisión pudo proteger a Amenemhat I de los
numerosos enemigos de su régimen. Había vivido por la espada, y perecería del
mismo modo. Un notable y peculiar texto redactado después de su muerte hacía
que el difunto rey, como el padre de Hamlet, recordara a su hijo y sucesor las
circunstancias de su asesinato:
Era después de la cena, ya entrada la noche. Yo me había tomado una hora de descanso y reposaba en
mi lecho, puesto que me sentía fatigado. Mi mente empezaba a adormilarse, cuando las armas
[destinadas] para la defensa se volvieron contra mí. Yo era como una serpiente en el desierto. Me
despertó la lucha … y me encontré con que la guardia estaba a punto de atacarme. De haber podido tomar
las armas en el acto, habría conseguido que esos desgraciados se retiraran … Pero nadie es valiente de
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noche, nadie puede luchar solo.
Así encontró su destino el primer tirano de la XII Dinastía. Pero, con un