Page 253 - Auge y caída del antiguo Egipto
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de suministrar material de construcción a la fortaleza y a otras instalaciones
reales de la Baja Nubia. Y por último, para que actuara como foco del fervor
patriótico e inspirara la leal defensa de su nuevo cuartel general del sur, Ahmose
mandó erigir una estatua de sí mismo en el templo de Shaat, exactamente tal
como Senusert III había hecho en Semna. Con la hegemonía egipcia firmemente
afianzada desde las costas de Oriente Próximo hasta el Alto Nilo, bien podía
jactarse Ahmose de que «su matanza está en la Alta Nubia y su grito de guerra,
en las tierras de Fenicia». 9
Egipto volvía a ser grande de nuevo y sus gentes volvían a estar libres de la
ocupación y de la amenaza de invasión. Pero no todo el mundo compartía aquel
talante de euforia nacional. Probablemente, había gente que recordaba que
libertad significa cosas distintas para diversas personas. Para la monarquía, la
restauración del orden entrañaba un retorno a los métodos del pasado, con el rey
en la cúspide de la sociedad, sustentado y servido por una plebe sumisa. Para la
plebe, el renacimiento de Egipto significaba simplemente el retorno al gobierno
autocrático. Pero había unas cuantas personas que estaban dispuestas a arriesgar
su vida oponiéndose a la monarquía tebana y su aparentemente imparable
ascensión al poder absoluto. No mucho después de que Ahmose plantara la
bandera egipcia en la isla de Shaat y zarpara rumbo al norte de Egipto, estalló
una pequeña rebelión, dirigida por un insurgente nubio. Parece ser que
aprovechó la oportunidad que le brindaba la ausencia temporal del rey para
lanzar un ataque; pero estaba deplorablemente mal preparado y condenado al
fracaso. Ahmose reunió a sus fuerzas, combatió al rebelde y le hizo prisionero.
También apresó a sus desafortunados seguidores, a los que sin duda se envió a
trabajar en las minas de oro de Nubia. Más tarde, quizá inspirándose en aquella
valerosa —por más que imprudente— muestra de desafío, estalló un nuevo brote
insurgente, aunque de mayor calado. En esa ocasión, su dirigente era un egipcio
llamado Tetian, posiblemente un hijo o pariente del gobernador de Nefrusi que
había sido objeto de las iras de Ahmose una generación antes. La causa de Tetian
—la oposición al gobierno de Ahmose— había atraído a un gran número de