Page 257 - Auge y caída del antiguo Egipto
P. 257
¡Larga vida a Ahhotep, la Esposa del Rey! 13
Se trata de un panegírico extraordinario para una mujer excepcional. Además
de dejar constancia del papel de Ahhotep en el gobierno del país, los versos
dejan más que entrever su participación a la hora de sofocar la rebelión de Tetian
y restablecer la ley y el orden en todo el territorio. No es casualidad que entre los
objetos funerarios depositados en su tumba por su agradecido hijo hubiera un
collar de moscas de oro, concedido como premio al valor en la batalla (la mosca
era un apropiado símbolo de perseverancia). Era evidente que Ahhotep
representaba una fuerza con la que había que contar, y más avanzada la dinastía
serviría de potente modelo que imitar para otras ambiciosas mujeres reales.
El curioso epíteto de Ahhotep de «Señora de las Costas de Hau-nebut» resulta
especialmente seductor. Mucho después, en el período ptolemaico, la expresión
«Hau-nebut» se emplearía para aludir a Grecia, lo que sugiere un vínculo entre la
familia real de la XVIII Dinastía egipcia y la civilización minoica de Creta.
Puede que no sea casualidad que, además de las moscas de oro, en el ajuar
funerario de Ahhotep se incluyeran también dos objetos, una daga y un hacha,
con una decoración característicamente minoica. Diversas excavaciones
recientes realizadas en Hutuaret han reforzado la teoría de una alianza
diplomática entre la familia de Ahmose y los minoicos (la principal potencial
naval del Mediterráneo oriental), ya que las salas públicas del primer palacio real
del Imperio Nuevo, construido sobre las ruinas de la antigua ciudadela de los
hicsos, estaban decoradas con frescos de estilo minoico. Las escenas de
acrobacia y tauromaquia presentan estrechos paralelismos con la isla de Thera y
con el propio palacio de Cnosos, en Creta. Pero lo más sugerente de todo es un
gran grifo, un motivo relacionado con las reinas cretenses. Su presencia en
Hutuaret plantea la intrigante posibilidad de un matrimonio dinástico entre las
cortes egipcia y minoica. Bien pudiera ser que aquella fuera la primera vez que
Egipto buscaba la protección de una potencia extranjera frente a un tercer país
agresor, pero desde luego no sería la última.