Page 264 - Auge y caída del antiguo Egipto
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se hacía sino atraer la atención de los saqueadores de tumbas, lo que casi venía a
garantizar que el difunto no descansaría en paz por toda la eternidad. Si el rey
había de disfrutar de un más allá de bienaventuranza, tal como se pretendía,
había que modificar la propia naturaleza de la tumba real.
Como parte de este amplio programa de remodelación religiosa, Amenhotep I
llevó a cabo este radical cambio de diseño. A partir de ese momento, el complejo
funerario real se dividiría en dos elementos distintos: un templo funerario,
situado en un lugar destacado de la llanura, actuaría como monumento
conmemorativo permanente del monarca y como foco público del culto real;
completamente separada de él, y oculta en los riscos de Tebas oeste, una tumba
real profundamente excavada en la roca proporcionaría un lugar de descanso
seguro por toda la eternidad, sin ninguna señal externa que pudiera atraer una
atención no deseada. Para asegurar el absoluto secreto del emplazamiento de la
tumba real, sería necesario no solo ocultar la propia sepultura, sino también
aislar a sus constructores del resto de la población. La solución era crear un
poblado de trabajadores, escondido en un remoto valle entre las colinas de
Tebas, donde las personas empleadas en la construcción de la tumba, junto con
sus mujeres y niños, pudieran vivir en perfecto aislamiento. Los secretos de su
delicado trabajo estarían a salvo. Así fue como se fundó el Lugar de la Verdad,
con Amenhotep I y Ahmose-Nefertari como sus reales patronos, que
permanecería en uso, cumpliendo su propósito original, durante cinco siglos.
Hoy constituye la fuente de evidencias más importante sobre la vida cotidiana en
el Imperio Nuevo.
En cuanto a la propia tumba de Amenhotep I, su paradero sigue siendo un
misterio a pesar de más de un siglo de investigación arqueológica. A diferencia
de los sepulcros de sus sucesores, que se han convertido en modernos focos de
atracción turística, la eterna morada de Amenhotep permanece inalterada. En
esto, como en el resto de su programa de reforma de la monarquía egipcia, se
cumpliría su voluntad.