Page 268 - Auge y caída del antiguo Egipto
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textos autóctonos, que cubrió con una escueta afirmación de poder faraónico
proclamando las fronteras de su nuevo imperio. La inscripción registraba
asimismo la presencia, en aquella que simbólicamente era la más significativa de
las ocasiones, de la hija del rey, Hatshepsut. Para Thutmose, «ensanchar las
fronteras de Egipto» no era solo una prioridad personal, sino el destino de su
nueva dinastía. Era un mandato que la joven e impresionable princesa no
olvidaría.
De vuelta en Kerma, el rey contempló la devastación que su ejército había
causado y, siempre atento a guardar las formas, decidió recordar la aplastante
victoria en una nueva inscripción monumental (el poder de la palabra escrita
para hacer permanente un estado de cosas deseado desempeñaba un papel
fundamental en las creencias y las prácticas egipcias). El texto, grabado en una
cara de una imponente roca inclinada situada justo fuera de los límites de la
ciudad, cerca de la actual Tombos, incluye un extenso comentario sobre la
campaña nubia. Su tono espeluznante supera incluso a la acostumbrada retórica
de los antiguos egipcios, describiendo un morboso panorama de la matanza
infligida a los infortunados habitantes de Kerma:
No ha quedado ni uno solo de ellos.
Los arqueros nubios han sucumbido a la matanza,
y han sido abatidos en todas sus tierras.
Sus entrañas empapan sus valles;
la sangre derramada por sus bocas se vierte en los torrentes.
Los carroñeros se ciernen sobre ellos,
y los pájaros se llevan sus trofeos a otra parte. 2
En la misma línea, la inscripción elogia la guerra (justa) y ensalza a Thutmose
I como conquistador ávido de gloria dispuesto a recorrer la tierra conquistando
todos sus rincones: «Poderoso y victorioso, caminó sin fin buscando el combate,
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pero no encontró a nadie dispuesto a hacerle frente». El texto de Tombos, que
califica a los extranjeros de «abominación del dios», exhibe un tono