Page 267 - Auge y caída del antiguo Egipto
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mejor coordinada y más devastadora jamás lanzada por Egipto.
«Enfurecido como una pantera», Thutmose declaró su propósito de «eliminar
el malestar en todas las tierras extranjeras, someter a los rebeldes de la región del
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desierto». La tormenta de fuego sobre Nubia duró la mayor parte de su segundo
año en el trono (1492). Los soberanos del Imperio Medio se habían contentado
con aplicar una estrategia defensiva, protegiendo los intereses egipcios en Uauat
frente a la amenaza del reino de Kush mediante una combinación de
compromiso económico y apaciguamiento político. Los desastrosos resultados
de esta política se habían visto en Egipto cuando el país estaba en su momento
de mayor debilidad. Pero Thutmose I no estaba dispuesto a cometer el mismo
error. Para él, la única garantía a largo plazo de la seguridad egipcia era la
aniquilación de la amenaza kushita.
Desde su base avanzada en la isla de Shaat, Thutmose ordenó que se
remolcara por tierra una flotilla de barcos, evitando los peligrosos rápidos de la
tercera catarata, a fin de lanzar un ataque frontal sobre Kerma, capital del reino
kushita. El ataque fue implacable y de una ferocidad aterradora. Kerma fue
saqueada e incendiada y su templo, profanado. El victorioso Thutmose avanzó
por el territorio con un destacamento de su ejército y un nutrido séquito de
funcionarios. En lugar de seguir el río, tomaron la ruta del desierto desde Kerma
hasta los remotos confines del Nilo, más allá de la cuarta catarata. Esta decisión
tenía una lógica práctica a la vez que un significado simbólico: permitía alcanzar
el objetivo de llevar la autoridad egipcia más lejos que nunca sin que fuera
necesario conquistar todo el territorio intermedio a lo largo del río, controlado
por los kushitas.
El rey y sus seguidores hicieron un alto ante una gran roca de cuarzo (la actual
Hagar el-Merwa, cerca de Kurgus) que emergía de la llanura desértica junto al
Nilo. Además de constituir un prominente hito en el paisaje, visible desde varios
kilómetros a la redonda, la roca tenía también una gran importancia espiritual
para la población local y estaba cubierta de inscripciones religiosas. Thutmose
ordenó que se grabara una inscripción conmemorando su victoria sobre aquellos