Page 277 - Auge y caída del antiguo Egipto
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cuyos pináculos tocaran los cielos…
Ahora mi mente va de aquí para allá, previendo las palabras de las gentes que verán mi monumento en
los años futuros y hablarán de lo que yo he hecho … Él no afirmará que lo que he dicho sea una
exageración. Lejos de ello, dirá: «¡Cuán leal es a su padre!» … Porque yo soy en verdad su hija, quien le
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glorifica y quien sabe lo que él ha ordenado…
SANCTASANCTÓRUM
Fuera de Ipetsut, Hatshepsut recogió el testigo de Amenhotep I, añadiendo aún
más elementos arquitectónicos al gran escenario de la realeza montado en Tebas.
Desde su puerta en el lado sur de Ipetsut, trazó un nuevo eje que unía el templo
de Amón-Ra con otro templo consagrado a la esposa del dios, Mut, y, más allá,
con un nuevo santuario para la barca divina, en el denominado «santuario del
sur» dedicado a Amón (la actual Luxor). Para hacer un adecuado uso simbólico
de esta nueva vía procesional, los teólogos de Hatshepsut inauguraron una
celebración anual, la «festividad de Opet», durante la cual la imagen de culto de
Amón se trasladaba de Ipetsut a Luxor, marcando un período de descanso y
relajación. Amón de Opet viajaría por el río para visitar la orilla occidental (así
como un pequeño templo construido por Hatshepsut especialmente para
recibirlo), abriendo así otro nuevo eje ritual. Dado que la «Hermosa Festividad
del Valle» unía ya Ipetsut y Deir el-Bahari, ahora toda Tebas estaba demarcada
por vías procesionales. La ciudad y todo lo que había en ella pertenecía
incontrovertiblemente a Amón-Ra gracias al buen hacer de su amada hija.
De las numerosas construcciones de Hatshepsut en Egipto, ninguna fue objeto
de tanto cuidado y atención como su templo en Deir el-Bahari. La estrecha
asociación del lugar con Hathor, diosa madre y guardiana de la realeza, debía de
tener un atractivo especial para la monarca. El hecho de que se hallara
directamente enfrente de su nueva puerta sur en Ipetsut le añadía, además, una
mayor potencia simbólica. Aquel emplazamiento demandaba, pues, un
monumento de especial calidad. Lo que Hatshepsut y sus arquitectos crearon en
Deir el-Bahari a lo largo de trece años, sigue siendo uno de los edificios más