Page 326 - Auge y caída del antiguo Egipto
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remover para garantizar que superara a todas las celebraciones anteriores. Se
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puso a trabajar a los eruditos, que consultaron «las antiguas escrituras», para
averiguar cómo se había organizado la festividad Sed en los siglos pasados. Uno
de sus descubrimientos fue una paleta de 1.500 años de antigüedad que se
remontaba a los mismos comienzos de la historia egipcia, y que estaba decorada
con una escena abreviada de ritos jubilares. Aquella escasa pero sagrada
información se incorporó a su bagaje de conocimientos.
Dado que Tebas representaba el foco del mundo simbólico de Amenhotep, el
epicentro de sus experimentos teológicos, resultaba de lo más pertinente que la
ciudad sagrada fuera también el escenario de sus ritos jubilares. El rey, que no
era de los que hacían las cosas a medias, ordenó la construcción de una nueva
ciudad ceremonial entera. El emplazamiento elegido fue la orilla oeste del Nilo,
al sur de su templo funerario y frente al lugar de su renacimiento, el templo de
Luxor. En su primera fase (se ampliaría todavía más para el segundo y tercer
jubileos del rey), el bautizado modestamente como «Palacio de la Deslumbrante
Esfera y Casa de Regocijo» (la actual Malkata) se extendía a lo largo de más de
un kilómetro y medio. Incluía un distrito administrativo, con espaciosas villas
para los cortesanos; un palacio secundario, quizá para Tiye y su familia, y la
principal residencia real. Sus salas de audiencia, de opulentos acabados, tenían
los suelos cubiertos de tejidos con una rica variedad de colores, mientras que los
techos estaban decorados con exóticos motivos minoicos. El dormitorio del rey
tenía buitres volando pintados en el techo, entremezclados con los nombres y
títulos reales de Amenhotep. Elegantes jarras de ungüentos y botellas de
perfume, exquisitamente elaboradas con cristal multicolor, reposaban sobre
mesas chapadas de ébano y recubiertas de oro. Las elaboradas vasijas de cristal
eran tan apreciadas por el rey y su consorte que se creó una fábrica especializada
junto al palacio para satisfacer el ritmo de la demanda. El mecenazgo que ejerció
Amenhotep con la vidriería se ha comparado con el apoyo que, mucho más
tarde, Luis XIV de Francia daría a la porcelana de Sèvres, lo cual no sería el
único punto de semejanza entre ambos «reyes sol».