Page 337 - Auge y caída del antiguo Egipto
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acompañaba al carro del rey entraba finalmente en el centro de la ciudad, el
corazón religioso y administrativo de Ajetatón. Los mayores edificios eran la
Casa de Atón, el principal lugar de culto del dios, con una fachada exterior de
más de doscientos metros y casi un kilómetro de profundidad. Más allá de las
dos enormes torres que flanqueaban su entrada se extendían enormes atrios
descubiertos, llenos de altares de adobe. En las festividades, dichos altares
rebosaban de frutas, hortalizas, carne y aves de corral, ofrendas que iban a ser
consumidas por Atón al pasar por encima. Unas extensas instalaciones de
producción de alimentos y un matadero exclusivo dentro del templo mantenían
siempre los altares bien abastecidos.
Junto al templo estaba la Casa del Rey, que era la «oficina» de Ajenatón,
donde se despachaban los asuntos del gobierno. Uno de sus rasgos más
prominentes era un balcón para las apariciones públicas de la familia real. Un
puente cubierto llevaba, por encima del Camino Real, al Gran Palacio, el mayor
edificio residencial de toda la ciudad, con una superficie de más de una hectárea
y media. El Gran Palacio, cuya función principal era la de ser el escenario de las
grandes recepciones de Estado y de las ceremonias reales, incluía también
oficinas y dependencias para los miembros de la casa real. En su centro se
situaba un enorme atrio descubierto flanqueado por estatuas colosales de
Ajenatón y Nefertiti, lo más adecuado para impresionar a los embajadores de
visita. El sentimiento de temor y asombro se veía reforzado aún más por la
decoración del suelo. La principal ruta utilizada por el rey tenía un pavimento
enyesado, pintado con imágenes de extranjeros. Ello permitía a Ajenatón
pisotear a sus enemigos cada vez que iba a abordar los asuntos de Estado; «la
proclamación espontánea de la brutalidad oficial». 6
El último gran edificio del centro de la ciudad era la Mansión de Atón, un
templo más pequeño destinado al culto diario de la familia real. Orientado hacia
la hendidura en las colinas que conducía a la tumba real, es posible que también
hiciera las veces de un templo funerario tradicional. Al igual que la Casa de
Atón, su arquitectura estaba dominada por atrios descubiertos —para permitir el