Page 468 - Auge y caída del antiguo Egipto
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teología. No fue casualidad que en Dyanet y Tebas se construyeran templos en el
               mismo  centro  simbólico  del  dominio  libio.  El  gran  templo  de  Amón-Ra  en

               Ipetsut había sido el epicentro religioso de la monarquía del Imperio Nuevo. Al

               construir  una  réplica  en  la  capital  del  norte,  Dyanet,  Nesbanebdyedet  y  sus
               sucesores seguían un propósito absolutamente deliberado: el intento de obtener

               la aprobación divina para su régimen extranjero colocando al dios supremo en la

               cúspide  de  la  sociedad.  De  manera  harto  conveniente,  podrían  presentar  su

               política como una continuación del «renacimiento» de Ramsés XI, devolviendo
               Egipto  a  su  estado  prístino  en  los  albores  de  los  tiempos,  cuando  los  dioses

               gobernaban la Tierra. Pero, en la práctica, esto vino a representar una ruptura

               decisiva con las formas de gobierno del Imperio Nuevo. La autoridad política
               suprema  se  otorgaba  ahora  explícitamente  al  propio  Amón-Ra.  En  templos  y

               papiros,  el  nombre  del  dios  pasó  a  escribirse  en  un  cartucho  real.  Cierto

               documento denominaba a Amón-Ra «el Doble Rey, rey de los dioses, señor del
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               cielo,  de  la  tierra,  de  las  aguas  y  de  las  montañas».   En  los  relieves  de  los
               templos  se  representaba  a  veces  a  Amón  en  lugar  de  al  soberano,  realizando

               ofrendas a sí mismo o a otras deidades, y con frecuencia se aludía a él como el

               verdadero rey de Egipto. El efímero sucesor de Nesbanebdyedet, Amenemnesu,
               fue aún más lejos al anunciar en su propio nombre que «Amón es el rey». Esta

               constituía una afirmación extraordinaria.

                  Si el dios era el monarca, entonces el rey se veía reducido en la práctica al
               estatus de su «primer sirviente». En Dyanet, Pasebajaenniut adoptó el epíteto de

               «sumo sacerdote de Amón» como uno de sus títulos reales, incluso encerrándolo

               en  un  cartucho  como  una  alternativa  a  su  nombre  de  trono.  En  Tebas,  su
               hermanastro Menjeperra (1033-990) fue de hecho sumo sacerdote de Amón, por

               más  que  su  auténtico  poder  proviniera  de  la  espada  y  no  del  incensario.  Esta

               forma  teocrática  de  gobierno  resolvía  eficazmente  dos  problemas  al  mismo

               tiempo: hacía teológicamente posible tener más de un «soberano» mortal en un
               momento dado, puesto que Amón era el único rey verdadero, y ayudaba a que el

               gobierno libio fuera más aceptable para la población autóctona, sobre todo en
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