Page 473 - Auge y caída del antiguo Egipto
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por una parte, y, por otra, sus parientes cercanos, los comandantes del ejército y
los sumos sacerdotes de Amón, en Tebas, no hacía sino deslucir todavía más la
reputación de la monarquía egipcia.
Asimismo, la prolongada guerra de Pianj contra el virrey de Kush, Panehesy,
había fracasado notoriamente a la hora de restablecer el control egipcio sobre
Nubia. Sin contar ya con el acceso a las importantísimas minas de oro y a las
rutas comerciales subsaharianas, la economía de Egipto se tambaleaba. La
pérdida de las colonias en Oriente Próximo asestó otro duro golpe al prestigio
faraónico, reduciendo los ingresos estatales procedentes del comercio
mediterráneo. Por más que Herihor y Nesbanebdyedet hubieran sido capaces de
movilizar la mano de obra y los recursos nacionales como en los viejos tiempos,
las menguadas arcas del Estado simplemente no habrían podido sustentar
proyectos de construcción ambiciosos. Todo lo que pudieron hacer los reyes del
norte fue demoler los monumentos de Per-Ramsés y utilizar los bloques de
piedra de segunda mano para construir su capital ceremonial. La mayoría de
ellos ni siquiera se molestaron en dejar constancia de sus logros en Tebas, como
hicieran todos sus precursores del Imperio Nuevo.
El régimen militar de Herihor podría haber intentado recuperar cierto prestigio
internacional emprendiendo alguna campaña al tradicional estilo faraónico. Pero
Nubia estaba demasiado lejos y era peligrosa, y Oriente Próximo estaba separado
de Tebas por el reino del norte. Además, y sobre todo, tanto las autoridades
militares como las guarniciones se centraban principalmente en garantizar la
seguridad interna, lo que apenas les dejaba oportunidades o ganas de emprender
aventuras en el extranjero.
Nada ilustra mejor el precipitado declive de la reputación internacional de
Egipto que la Historia de Unamón, un texto escrito en los primeros años del
gobierno de Herihor. Fuera realidad o ficción, el caso es que toma como su
leitmotiv la abrupta caída del estatus de Egipto en la escena mundial, y a veces
hasta parece deleitarse en la embarazosa situación del país en manos de sus
antiguos vasallos. Según la Historia, Unamón, un sacerdote de Ipetsut, fue